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Sus labios contra la piel expuesta de mi cuello y sus suaves embestidas provocan un escalofrío por toda mi espina dorsal.  Era incómodo estar en esta situación en la parte trasera de el auto de su madre pero en cierta manera me gustaba también.   Deja caer su cuerpo contra el mío pero en ningún momento de tiene sus caderas.



Sus labios ahora hacen conexión con los míos y nuestros gemidos se unen.  Esta vez era tan distinto. Todo era suave. Todo era con delicadeza y para ser sincera...me gustaba demasiado.



Comenzaba a sentir una chispa de arrepentimiento por que había sentenciado esto como nuestro último encuentro , y ahora no quiero que esto termine pero no debo decirle , no quiero que me vea como una niña tonta e insegura de las decisiones que toma.



-¡Marcel! - Jadeo pegada a sus labios y envuelvo mis piernas a sus caderas invitándolo a que no se detenga. Estaba cerca y quería sentirlo hasta el final. -Si...justo así...se siente tan jodidamente bien...- acaricio su espalda ancha y bien trabajada  mientras muerdo mi labio.



Sus risos algunos caen sobre sus hombros y unos se pegan a su frente sudorosa.    Cierra sus ojos y lentamente baja la velocidad de sus caderas.   Inmediatamente entiendo y un grito se escapa de mis labios en el momento que siento mi orgasmo acercarse cuando sus dedos hacen contacto con mi centro palpitante.



Mis piernas tiemblan y mi corazón corre salvaje al sentir mi climax tocar a mi puerta.   Marcel detiene todo movimiento y se deja caer sobre mi por completo  cuando  en segundos ambos llegamos a el más exquisito de los climax.



-Creo que...debemos irnos. - mi voz tiembla y me maldigo una , y otra vez. No podía parecer vulnerable delante de él.   Debo ser fuerte y actuar sin importancia. 



-Si , yo creo lo mismo. - Él responde luego de unos segundos que parecen una eternidad. Se sostiene de la palma de sus manos un momento a cada costado de mi cabeza y nuestras miradas hacen una pequeña conexión que provoca otro escalofrío descender por todo mi cuerpo. 



Toda prenda esparcida por el pequeño vehículo  regresa a nuestros cuerpos. Arreglo mi cabello mientras hago entrar mis pies a mis zapatillas.  



-Adiós. - me despido pero dándole la espalda y cuando estoy apunto de salir del vehículo como hace exactamente una hora atrás , una mano en mi muñeca me lo impide. 



No volteo a verlo.



No quiero otro beso.



Quiero ir a casa y no despertar hasta mañana.



El es mi daddy. Libro #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora