17 |One-shot|

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| Banco de piedra y Shogi|

   Aquellos que no conocían a Yuri por aquel nombre, por quién era, la conocían como Nora, su nombre en clave ANBU desde hacía ya varios años. Es por ello que, como la gran mayoría, si no se conocía a Yuri fuera del trabajo se vería una máscara más, una Kunoichi que trabaja desde las sombras, un arma que hace el trabajo sucio y peligroso. Pero fuera del trabajo, Yuri era una persona más, podía dejar la frialdad de lado y ser una ciudadana más dentro de Konoha.
   Como Kunoichi, estaba acostumbrada a analizar a las personas, aunque también lo hiciera por simple curiosidad o por mera diversión, porque disfrutaba analizar los pequeños detalles que las personas revelaban inconscientemente; veía a través del lenguaje corporal, de los movimientos, de la personalidad, su ropa, las pequeñas manchas o callos en la piel que revelaban parte de la vida de los demás. Y disfrutaba, por supuesto, de sorprender a los más ingenuos.

   Se podría decir que Yuri era una chica, en esencia, contradictoria, y por ello era confuso tratar de comprender su personalidad cuando no se conocía en profundidad. Ella amaba la acción y la persecución, pero también amaba la tranquilidad y la calma; podía ser extrovertida y confianzuda, pero también seria y reservada; amaba estar en compañía y socializar, pero también estar sola y ser feliz así. Tenía gustos de lo más variopinto, y de izquierda a derecha, y en ocasiones eso no lo entendía la gente. En ocasiones, tenía una personalidad fácil de leer, pero en ocasiones era críptica, casi secretista.

   Ella era un enigma, y Shikamaru podía resolverlo.

   Él la conoció poco antes de que Yuri se uniera a ANBU, cuando estaba haciendo los trámites para ser parte de Konoha. El que la gente fuese en busca de la aldea para iniciar una nueva vida, o para pasar las vacaciones, no era algo nuevo o distinto, era de hecho mucho más común de lo que los extranjeros esperarían, por ello el rumor de que una nueva niña llegaba a la aldea no era algo sorprendente, ni se extendió más allá de lo normal. Y ni él ni sus amigos le dieron demasiadas vueltas al asunto.
   Aún recordaba, él, ese día. Un día de entrenamiento cualquiera, Asuma quería profundizar más en sus habilidades especiales, aquellas que más usaran, y perfeccionarlas hasta el límite. Y fue durante el descanso que Ino, no por primera vez, indagara en asuntos ajenos al entrenamiento con curiosidad.

   — Asuma-sensei, ¿es cierto lo de la chica nueva? 

   Ella estaba sentada con ambas piernas cruzadas delicadamente sobre el pasto, y se permitía comer una pequeña cantidad de porción de su almuerzo previamente preparado, todo perfectamente ordenado. Estaba algo despeinada, y con esfuerzo trataba de ignorar a la sensación de sudor que bajaba por su espalda.
   A un lado de ella, Chouji estaba igualmente sentado como indio. Comía casi sin masticar, como si fuera el último platillo sobre la tierra, muy al contrario de Ino, para nada delicado. Y solamente paró de comer un momento al escuchar algo nuevo, algo de lo que no estaba enterado y le entró curiosidad.
   Shikamaru apenas prestaba atención, estaba de pie, apoyado sobre un árbol con los brazos cruzados, con el peso corporal sobre una pierna, al otro lado de la única chica en el grupo. Apenas escuchaba la charla, pues no estaba verdaderamente interesado en el tema. No le interesaba si había alguien más en la aldea, la gente entraba y salía constantemente, algo tan común realmente no le generaba fascinación.
   Asuma, que también se permitía unos minutos de descanso y se permitía fumar con tranquilidad. Entrenar a 3 chicos que estaban entrando a la adolescencia no era, sino, difucultoso, pero admitía para sus adentros que cuanto más tiempo pasaba con ellos, más les iba agarrando afecto y cierto cariño. Ellos le recordaban a cuando él y sus amigos eran pequeños adolescentes y le traía recuerdos que anhelaba con cariño.

One-shots (ShikamaruxOc)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora