Phasmophobia

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   Estos días estuve más manija (o muy enganchada) con el tema paranormal, basado en el juego de Phasmophobia, Demonologist, y los Paranormal Vlog de la YouTubere Nekane Flishflisher (así que buena parte de los derechos son de ella), y ando algo bloqueada. Pero, aún así, espero que disfruten de un nuevo capítulo de Daniela y Shikamaru.

Phasmophobia, parte tres: Recuerdos

Daniela

   Después de los sucesos de ayer, la verdad es que no tenía ganas de volver a la biblioteca, mas no tenía otra opción hasta, al menos, que se venciera el contrato.
   Habían pasado ya un par de horas, y gracias a Dios estaba en mi casa, tranquila. No pude no contarle lo que me pasó a mi mamá, y ella me recomendó que me tranquilizara, me hiciera el ritual de limpieza con huevo y me duchara con un poco de sal. Mi mamá me había dado una vela de miel para limpiar un poco el ambiente en el baño, y la verdad es que era una de mis velas favoritas. El aroma que deja es muy agradable y tranquilizador. 

   Cuando ella me dejó sola para que me pudiera duchar tranquila, yo prendí la vela y la dejé sobre la mochila del inodoro. No quería dejarla frente al espejo, una superstición mía a decir verdad.
   Me había desvestido, y me miré en el espejo. A pesar de no tener nada que a simple vista resalte, notaba que mi rostro estaba ciertamente enrojecido. Sentía un leve dolor de cabeza que atribuí directamente a la larga exposición a las entidades de la biblioteca. 
   Realmente no me esperaba para nada este tipo de actividad, no así tan de golpe, ni en demasiada cantidad. Me sentía demasiado cansada, con pocas energías.

   Agarré el huevo y, dando círculos, lo pasé desde mi cabeza hasta mis pies sin tocar mi piel. En voz baja hice un rezo al arcángel San Miguel, y, en un vaso con agua y sal, arrojé el huevo. 
   Como lo esperaba, yo estaba cargada de mucha mala energía. La yema tenía una textura muy parecida a cuando está ya cocida, y ya de por sí el aroma que desprendía era... casi a podrido. Así que simplemente tiré el huevo por el inodoro y las cáscaras al tacho de basura. Me bañé, pasé un poco de sal por mi cuerpo, y cuando estuve lista salí. 
   Me estaba secando y me estaba vistiendo cuando sentí frío, un frío seco que me puso la piel de gallina. Sentía ese frío detrás de mí, y no sabría cómo describirlo, no sabía cómo describir lo que es sentir la presencia de alguien, como si supieras que estás acompañado desde hace rato por alguien. Es como si pudieras sentir esa mirada, sentir el ambiente a su alrededor, cómo se distorsiona el espacio en torno a él o ella. Pero sabes que está ahí, lo puedes sentir, acompañado de un frío que cala en la columna vertebral. 
   Sentí miedo, porque esa sensación no me provocaba otra cosa que no fuera incomodidad y ansiedad. Para mí era el claro indicio de que no era una entidad que buscara algo bueno de mí. Y, cuando quise girar la cabeza para mirar, para que viera que no podía quebrarme, incluso si dentro de mí ya lo estaba, capté algo. Algo que hizo que mis fuerzas flaquearan. Cuando giraba la cabeza, vi cómo el fuego de la vela se apagó. 

   Temblé.

   Aún así terminé de vestirme, traté verdaderamente de no temblar, de tranquilizarme. Traté de ignorar, o aparentarlo, a ese ser. Estuve a punto de conseguirlo, pero cuando me estaba poniendo la camisa sentí un suspiro. Un suspiro que me rozó el cuello, lo sentí como si ese ser estuviera tan cerca de mi espalda que casi podría tocarme.

   Grité. Grité porque no aguanté más el estrés, y salí corriendo y llamando a mi mamá desesperadamente. Sentía la cara caliente de los nervios, tenía los ojos cristalizados. Pocas cosas me asustan, pocas cosas me hacen perder el pulso, pero la sola idea de volver a ver esos ojos negros, esa piel gris... me pone enferma. 
   La sola idea de que esa cosa se me haya pegado a mí, o que me haya seguido hasta mi casa, me aterrorizaba. 

One-shots (ShikamaruxOc)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora