One-shots (ShikamaruxOc)

|One-Shot|

Por mucho que te alejes de tu origen, el pasado es lo único que nos acompaña cual sombra.

Shikadai

   La reacción de fue tan inmediata que apenas lo había visto venir. Porque él sabía que las vistas tendrían una consecuencia en su madre, pero no sabía cuál. No cuando, por muchas historias que ella contara, ninguna de ellas contaba cuáles eran sus deseos ni sus anhelos más escondidos y guardados. La única pista que tenía era la de aquella noche de fuerte lluvia, cuando la escuchó hablando con su padre sobre un pasado aparentemente caótico. Lo suficiente como para que ella lo tuviera como un total tabú.
   Shikadai apenas reaccionó cuando ella se había levantado el vestido hasta las rodillas y se había echado a correr tan rápido que apenas le había alcanzado el paso, sorprendiéndolo.
   ¿Cuál era ese sentimiento tan fuerte que tiraba de ella para hacerla correr de tal manera? Verla, aún desde atrás, corriendo entre los árboles fue tan magnífico como desgarrador. El sol colándose entre las hojas, el cabello dorado que bailaba violentamente chocando contra el viento y su espalda, el vestido que se movía al son del agarre de sus manos. Podía escucharla respirar pesadamente, quizá conteniendo un desesperado grito que le arañaba la garganta, a juzgar por la expresión de dolor que levaba en el rostro.

   ¿Qué estaba pasando? ¿Quiénes eran ellos? 

   El paisaje se fue abriendo, dejando los árboles atrás y dando paso a la arena fina y blanquecina de la costa, los muelles de madera y la peste a pescado y aves del mar.
   Shikadai le siguió el paso de cerca a su madre cuando ella debió aminorar el paso para escurrirse entre las personas que le bloqueaban el camino a su destino. A diferencia de él, ella hizo oídos sordos a los quejidos de la gente a la que empujaba para llegar con rapidez al muelle. 
   Por un momento, Shikadai la perdió de vista. Apenas llegó a ver el sondeo de su cabello dorado moviéndose entre la gente. Hizo un poco más de fuerza, y cuando pasó la última capa de personas, llegó al principio del muelle principal. 
   Ahí estaba ella, parada justo al final. Sólo un par de pasos la separaban de caer al agua fría del fiordo. Estaba tan quieta, con las manos juntas a la altura del corazón según podía ver él. Y cuando más se iba acercando a ella, podía ver los temblores que intentaba contener con esfuerzo. Cuando quedó a un lado de ella, pudo ver su perfil. Sus ojos, aquellos ojos que siempre había visto tan fríos, fuertes y eléctricos, ahora parecían tan perdidos y llenos de dolor. La imagen se le hizo agonizante, trágica. Él siempre había comparado a su madre con el mismo Fenrir, con la mirada lobuna y feroz, pero ahora parecía un cachorro lastimado, mirando más allá del horizonte, perdido y herido. Los ojos le brillaban más de lo normal, con la luz del sol poniente pegando en ellos casi directamente, como frágiles cristales a punto de partirse.

   Kaira estaba perdida, más allá de cualquier pensamiento mundano que podía pasarse por su mente, ni siquiera se inmuto a la intensa mirada de Shikadai, ni movió un músculo cuando él posó su mano sobre su hombro cubierto por la tela pesada de su vestido. Ella sólo tenía ojos para los barcos que estaban cada vez más cerca de ellos, barcos que por cada segundo que pasaba, se engrandecían ellos mismos con la imagen que daban a mostrar. Eran veloces, y se acercaban sin temor ni vergüenza a ellos. Shikadai podía ver casi nítidamente el movimiento que había sobre la cubierta.

   Quiso abrir la boca para hablar, pero se interrumpió a sí mismo cuando sintió la pesada presencia de su padre y la de su Hokage a un lado de ellos. La energía del Uzumaki se sentía burbujeante y cálida, pero ahora revuelta en un océano de urgencia, en una pelea interna por mantenerse en calma. Su ceño fruncido delataba su preocupación, pero su temple apenas cambió.