Cap 1

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Cancion
Stressed out - Twenty one pilots

Epigrafe

NUNCA ES DEASIADO TADE PARA UNA SEGUNDA OPORTUNIDAD EN LA VIDA

Erika
Unos días después de haberme ido de mi pueblo natal estoy en una fiesta de alguien a quien no conozco. MI amiga Marianela me invito con el objetivo de conocer gente. Lo único que he conocido es el vodka, el tequila y el chanpagne. Dios, no estoy acostumbrada a beber tanto y el piso no colabora al moverse tanto. 

 Dejo la copa vacía sobre la mesa deseando que dejara de moverse todo para hacer más fácil mi caminata. 

 Busco a mi amiga y compañera de piso con la mirada y puedo distinguirla a los ojos en compañía de un guapo hombre que dice ser su novio, más no lo creo ella no suele tener novios. Los dos están besándose y parece que vana hacer mucho más que eso en público, no me sorprendería, a ella no le importa. La admiro por ello. 

Apoyo la mano en la pared y la otra la llevo a mi cabeza. Necesito un baño pronto o terminaré cayéndome al piso. 

No sé por qué se me ocurrió beber tanto. Si no hubiera sido así creo que no habría espantado a dos hombres que se acercaron a hablarme. Pues cuando estoy ebria tiendo a hablar mucho de tonterías o me rio demasiado, capaz de romperle el tímpano alguien. Todos tenemos nuestros defectos y ese es el mío. Por suerte ya aprendí a vivir con ellos. 

Subo las escaleras con algo de dificultad, me agarro de la barandilla para no caer y abro la primera puerta que encuentro. No es el baño, sino un estudio que no me interesa, así que continuo. 

Encuentro el baño dos puertas después y para mi suerte está vacío así que entro, cierro la puerta detrás de mí con algo de fuerza y me dispongo a hacer lo que vine. La parte buena de no traer ropa interior es que no necesito pelear con una tanga. Una vez que termino tiro de la cadena, lavo un poco mis manos y mi rostro, agradecida de que el maquillaje sea a prueba de agua, y salgo al pasillo. 

No tengo ganas de volver a la fiesta, pero necesito liberar la tensión de mi cuerpo de verdad. Los últimos cuatro años no han sido de lo mejor y tampoco los anteriores. Todo por haber vivido en un pueblo tan cerrado como Pittsburgh, Kansas. ¿Qué se podía esperar de un lugar que apenas supera los veinte mil habitantes? Pura habladurías. Por esa razón es que amo la ciudad.

Mi gran idea era mudarme a Nueva York, pero no tenía conocidos en la ciudad y era más complicado conseguir un empleo sin contactos y los alquileres de departamentos son caros, al menos que no importe vivir en una caja de zapato. No importa que mis ahorros sean buenos, no me alcanzaba y comprendí que no era mi lugar. 

Que Marianela me llamara fue como un ángel caído del cielo, literalmente, porque Marian con su cabello rojo fuego, su ropa provocadora, y sus ojos verdes parece más un demonio. En fin, cuando me dijo que en la agencia de publicidad en donde trabaja estaba buscando a una nueva experta en marketing y publicidad decidí probar suerte. Ella necesitaba a una compañera para compartir el alquiler y yo un lugar en donde quedarme. El arreglo perfecto.

Hubiera deseado hacer eso hace años, cuando terminé la Universidad. Si lo hubiera hecho quizás ahora tendría mi propia empresa, pero decidí quedarme en el pueblo por mi familia y más tarde por mi novio. 

No sé qué se me pasó por la cabeza por salir con Roger durante cuatro años. Hubiera estado justificado los primeros meses, quizás el primer año, más los otros años no tengo como defenderlo.

Los últimos cuatro años de mi vida estuve en una relación monótona con un hombre al que no le gustaba experimentar, ya que decía que hacerlo al aire libre o jugar con esposas era para prostitutas. Pues después de tanto tiempo aguantando sus comentarios despectivos, de estar soportando a mi religiosa familia, después de siempre actuar como la mujer perfecta, a él no se le ocurrió mejor idea que proponerme matrimonio y decirme que dejara de trabajar, que su deber como hombre es mantenernos a ambos. Eso fue la gota que derramó el vaso, tuve que terminar con él, armar mis valijas e irme de ese pueblo en donde estuve casi toda mi vida. 

No podía seguir ahí, pretendiendo ser algo que no soy. Nunca sería una esposa trofeo, no critico a las que lo son, solo que yo no podría y si él me hubiera conocido de verdad, lo tendría que haber sabido y respetarlo. Todavía recuerdo la escena hace unos días...

Dias antes
—Está bien que no te quieres casar conmigo, pero no era necesario que te negaras delante de toda la familia. Estaban mis padres.

-Pues no me hubieras propuesto matrimonio delante de ellos si no querías mi negatividad. Podrías haber hablado conmigo en privado —suelto un bufido- ¿O qué? ¿Hubieras preferido que dijera que si ahí y después deshiciéramos el compromiso?

-No sé. No era la forma.

-¿Cómo era la forma?

-¿Sabes qué? Creo que no somos compatibles. Queremos cosas diferentes.

-Estoy de acuerdo. Yo quiero salir de lo convencional y experimentar. Tú no estás dispuesto a eso.

Abre los ojos con sorpresa, pues nunca me expresé de esa forma y eso que fui educada. La verdad, ya estoy cansada de aparentar.

-Erika, no digas eso. Ya te dije que eso no es apropiado para las damas. —esa fue la gota que derramó el vaso.

-¡Entonces no soy una dama!

-Erika...

-Ya asumelo, Roger. Tú quieres una "mujer florero" que se quede en casa, haga la comida, cuide a los hijos y bañe al perro, además de una mujer sumisa con la que puedas tener en la cama tres veces a la semana en posición de misionero. Yo no, yo quiero a alguien que pueda, quiera y sepa complacerme todas las noches y las mañanas, además de poder compartir una cena y una linda charla.

Hasta que seas mia (Saga Hasta Libro 1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora