Cap. 42

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Erika

El domingo me desperté de buen humor, nada mal por no haber tenido sexo anoche.

Marianela me despertó temprano pidiendo que la acompañara a hacer turismo por Boston y termine aceptando. Desde que llegué no había tenido oportunidad de conocer la ciudad y me pareció una buena idea.

Mientras estamos de crucero por el puerto, me pongo a contarle en detalle mi cita con Jensen. Parece más entretenida con mi relato que con lo que dice el guía. No la culpo, me pasa igual, el guía es extremadamente aburrido.

El principio de la cita fue incómodo, ninguno sabía de qué hablar, por lo general, mientras cenábamos, antes de tener sexo hablábamos de trabajo y después de acabar me iba a mi departamento y listo. Fue bueno hablar anoche, conocer un poco más de la vida del otro.

Jensen no tiene buena relación con su familia, salvo con su padre, pero no es la mejor porque le gusta controlar su vida. Yo no me hablo con mis padres. Creo que los dos estamos en la misma página. Tenemos padres que no aceptan el camino que decidimos tomar.

-¿Cómo pudiste resistir a no tener sexo con él anoche? —pregunta mi amiga.

-Durante la cita no se me pasó por la cabeza, tuvimos una linda charla y un paseo agradable. Al llegar al departamento me despedi enseguida de él.

-Si quieres hacerte la difícil y darle un poco de batalla podrías usar otra táctica en vez de privarle del sexo, tú también te privas de él.

—Marian, no lo estoy privando del sexo para vengarme o hacerlo sufrir. Lo hago porque necesito descubrir que lo que realmente sentimos sea algo más que una fuerte atracción física. Tú misma dijiste que no me puedo dejar guiar por la relación que tuve con Roger. He estado acostumbrada a los hombres machistas y Jensen es una novedad. Él nunca ha tenido una relación seria y está acostumbrado a ser perseguido por las mujeres y de repente se encuentra conmigo.

-Ya entendí. Los dos deben entender si los sentimientos son reales o es una simple fascinación que tienen por el otro.

-Exacto. Por lo menos en las primeras citas nada de sexo. A lo mejor al final descubrimos que confundimos los sentimientos y no somos compatible fuera de la cama.

—No creo que eso pase. No diré nada más.

-¿Qué hay de ti? No has vuelto a salir con nadie después de lo que sucedió con Josh. No me vas a decir que por lo que dijo ese imbécil te vas a hacer monja.

Marian ríe al mismo tiempo que toma una foto con su celular.

—No, claro que no. Te recuerdo que lo intenté con un hombre que resultó ser gay.

— Hay muchos otros hombres aparte de Patrick

— Tendré que buscar a una amiga que me acompañe.

-Que esté saliendo con Jensen no quiere decir que no pueda salir contigo. Te hago compañia y me voy en cuanto encuentres a uno.

Mi celular vibra en el bolsillo de mi campera y lo saco para revisar.

Vecino pesado: Lo de llamar esta fuera de onda. ¿Por dónde andas? Necesito verte, mientras más tiempo pasemos juntos más rápido sabrás que somos compatibles y podremos tener sexo.

Suelto una carcajada, Marian apoya su barbilla sobre mi hombro y pone los ojos en blanco luego de leer el mensaje.

Yo: Estoy en un crucero con Marian. Estamos en modo de turistas.

Vecino pesado: Yo estoy tomando una cerveza con mi amigo Marcus, pensaba despacharlo para verte, pero tal vez podrías venir con tu amiga y tomamos algo los cuatro. Mi amigo tiene un flechazo por tu amiga.

-Dile que si expresa Marian y la miro- ¿Qué? Si es el amigo que estaba con él otro día está bueno. ¿Quién soy yo para rechazar a un hombre guapo que tiene un flechazo por mi?

Niego con la cabeza y respondo

Yo: De acuerdo. Pásame la dirección e iremos en cuanto bajemos de este barco.

Al terminar el paseo nos dirigimos al auto de Marian y colocamos la dirección del bar llamada The ginger man y nos dirigimos cantando una canción pegadiza que pasan en la radio.

Al llegar, Marian estaciona al mismo tiempo que observo el lugar por fuera, rústico y bueno para tomar una cerveza artesanal.

Al ingresar ubico a Jensen enseguida, pues hace señas con la mano. Marian camina detrás de mí sin dejar de preguntar si me parece que está bien vestida. No sé por qué se preocupa tanto por eso. Ambas estamos vestidas con pantalon de jean, remera blanca y zapatillas blancas. La única diferencia es que mi remera, al ser muy larga, le hice un nudo en el frente, en cambio Marian la metió completa dentro de su jean. Cualquiera que nos viera diría que nos pusimos de acuerdo para vestirnos.

Al acercarnos a la mesa me doy cuenta de que no sé cómo saludar a Jensen, por suerte él sí y me da un pequeño beso en los labios antes de saludar a mi amiga y presentarnos oficialmente a Marcus.

-¿Qué cerveza quieren, demonios? —pregunta Marcus y reímos.

-Eso va a quedar para historia. —dice Marian.

-Se lo vamos a contar a los hijos de Jensen y Erika.

Marian se echa a reír al mismo tiempo que Jensen se atraganta con la cerveza.

-Creo que eso es muy rápido. -expreso.

-Sí, ni siquiera me deja llegar a segunda base. —lo miro con reproche, lo que hace reír a los demás.

Pido, al igual que Marian, una cerveza rubia de nombre honey. Mi amiga no es de tomar mucha cerveza, es de las que prefiere el vino o un buen cóctel.

-¿A qué te dedicas, Marcus? -pregunta Marian.

-Soy stripper -Marian y yo lo miramos con los ojos abiertos–. No me digan que son de las que juzgan a los hombres por sus trabajos.

-¿Haces bailes privados? —pregunta Marian con una sonrisa pícara.


Hasta que seas mia (Saga Hasta Libro 1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora