Cap. 38

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Jensen

Muy bien, tiempo es lo que debo darle a Erika. Ahora mismo está con resaca, necesita recuperarse y mientras eso pasa tengo que pensar un modo de hacer que me perdone y demostrarle que con ella es diferente.

Regreso a mi departamento con la intención de llamar a Marcus, si alguien puede ayudarme es él. No le ha ido bien en sus relaciones, pero sabe qué hacer. No tengo a nadie más. Marcos es mi amigo y tiene una buena relación, pero es mi empleado y no quiero que sepa de lo mío con Erika, al menos no por ahora. Puedo pedirle consejo sin aclarar que se trata de Erika o rogarle que me guarde el secreto. Seguro él lo hace.

Le escribo a Marcus.

Yo: Con Erika quiero más que sexo, pero la he arruinado y no acepta salir conmigo. Necesito ayuda.

Si él no me da la solución entonces iré con Marcos. Estoy seguro de que el primero se va a divertir de lo lindo con mi mensaje.

Dejo el celular sobre la cama y camino al baño con intención de darme una ducha. Abro el grifo de agua y mientras espero por el agua caliente miro el reflejo en mi espejo, notando la marca en el cuello. Que idiota fui. Siempre tengo cuidado que las marcas no sean visibles y esta vez, que realmente tenía que hacer las cosas bien, lo arruiné.

Por primera vez quiero algo más que sexo con una mujer y justo tiene que ser con Erika. Si me hubiera enamorado de Sabrina... no es buen ejemplo, si me hubiera enamorado de ella seguro sería más cornudo que un reno. No podría confiar en ella. Espera... ¿Dije enamorado? No estoy enamorado de Erika, voy por ese camino, pero aún no he llegado. Aunque no estoy seguro, lo conozco hace poco y creo que está lleno de baches, lo que explica por qué no lo transité antes.

Paso la mano por mi cabello y trato de pensar con la cabeza fría. No es momento para enredarme con más sentimientos. Tengo que buscar la forma de compensar a Erika para obtener su perdón, lograr que me escuche y que me de una nueva oportunidad.

La vecina tiene razón. Cuando no te puedes sacar a una mujer de la cabeza y te da batalla es porque estás frente a la ideal. Lo malo es que acabo de arruinarlo y no sé cómo solucionarlo.

El sonido del celular me saca de mis pensamientos, regreso a la sala y lo agarro justo para ver el nombre de Marcus en la pantalla. Genial, se debe estar divirtiendo de lo lindo con mi mensaje.

- Marcus

- Tenía que vivir para ver a mi amigo enamorado y que la mujer salga huyendo. Te dije que tarde o temprano aparecería y que no la tendrías fácil como con las otras.

-No estoy enamorado, tengo sentimientos

-El amor es un sentimiento y tú estás jodido.

—No necesito que te burles. Necesito ayuda.

-He esperado este momento por años. Deja que me divierta un poco -ríe- Muchas veces me dijiste que yo era patético por ser tan romántico.

-Vete a la mierda. Voy a colgar.

-Si me voy no podré ayudarte -se echa a reír- No cuelgues. Dame detalles, necesito saber que hiciste y que hizo ella.

-¿Tienes tiempo?

-Te caigo en tu casa en una hora.

- Trae cerveza. –termino la llamada sin ánimos de tolerar más risas de su parte.



Erika

Un ruido a los lejos me obliga a abrir los ojos y veo la luz que se filtra desde la sala por no haber cerrado la puerta de mi habitación. Estiro la mano en busca de mi teléfono y veo que son las siete de la tarde. He dormido todo el día.

Me doy vuelta hasta quedar boca arriba y sonrío al notar que ya no me duele la cabeza ni siento mareos, pero si tengo sed y hambre.

Tiro las sabanas a un lado y mientras salgo de la cama el recuerdo de Jensen en mi puerta de pie con un ramo de flores se viene a mi mente. ¿Eso realmente pasó o aluciné? Justo ahora no puedo estar segura de que fue real y que no.

Arrastro mis pies descalzos hasta la cocina y me encuentro con Marian sentada sobre la mesada comiendo un sandwich.

-Buen día

le digo.

-Buenas tardes, aunque casi puedo decir buenas noches.

-Para mí son buenos días. ¿Recién llegas?

Saco una botella de agua de la heladera y un poco de jamón y queso para hacerme un sándwich

-No, llegué hace dos horas, estabas como muerta cuando fui a verte, pero como vi que estabas respirando te dejé y me puse a ver una película.

-¿Cómo están tus padres? ¿Te han dicho algo de los míos?

-¿En serio quieres saber?-afirmo mientras saco el pan de la alacena-. Para tus padres eres su deshonra y dicen que no tienen hija cada vez que alguien les pregunta. Al hijo de tu ex jefe una de las empleadas lo acusó de acoso laboral, eso ha generado un gran revuelo en el pueblo, lo que apaga los lloros y lamentos de Roger, quien dice que estás pasando por una etapa rebelde a causa de la mala influencia que yo ejerzo en ti. Espera... -estira la mano y me pide que no hable-. Dice que tarde o temprano volverás con él, que todavía lo llamas y que solo te va a perdonar si te ves realmente arrepentida y cortas tu amistad conmigo. Ja, como si eso fuera a pasar.

Termino de armar mis sándwich y lo corto a la mitad.

-No va a pasar. Lo he bloqueado del celular. ¿Qué dicen tus padres de todo eso?

-Ellos no le hace caso a nada, se ríen y siguen con su vida. Ya los conoces. Están orgullosos de que seamos mujeres independientes y profesionales. Ellos se hubieran desilusionado si hubiéramos seguido por el camino de ser ama de casa y esposa devota.

-Me duele un poco la actitud de mis padres. -le doy un mordisco al sándwich.

-Da pena. Espero que mañana no se arrepientan cuando se den cuenta que están solos y no pueden disfrutar de sus nietos.

—No hablemos de este tema. Jensen estuvo aquí hoy, o bueno, casi, no lo dejé entrar.

Hasta que seas mia (Saga Hasta Libro 1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora