12. Ayuda

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Mientras más silencioso fuera el viaje, el ruido de mis pensamientos lo opacaba. Luka y su hermano dejaron de pelear cuando dejaron de hablar, Honne se durmió el camino completo usando mis muslos de almohada, intentaba moverme lo menos posible para no despertarla.

Creí que sería de las personas que roncan, sin embargo, es más silenciosa que un gato, su manía es buscar algo para abrazar como a un peluche. Por un largo rato mi compañía fueron los pensamientos confusos sobre su actitud hacia mí, su falso querer y esa no era buena compañía.

Tuve curiosidad de saber qué les provocaba llevarse mal pese a que tengan los mismos planetas así que lo iba a resolver astrológicamente, fingí leer algo en mi celular por unos minutos hasta que su discusión me "espantó".

—¡Luka, para! ¿Por qué estás tan nervioso? No nos va a aparecer un monstruo. —exclamé.

—Disculpa —suspiró, ensimismándose en el asiento del copiloto—. ver a mi familia es como si me llevaran al infierno o peor, a la iglesia.

—Explícate.

—Es que mi mamá... —su tono bajó, como si fuera a confesar algo horroroso—. es escorpio.

Tiré a Honne a un lado del auto, salté de mi comodidad para abrazarlo, fue como si me contara que vivió una tragedia, me apretaba el pecho. De pronto el alrededor desapareció, éramos solo nosotros, yo sosteniendo su rostro entre mis manos, preocupada.

—¡¿Por qué nunca me dijiste?! Lo siento tanto.

—Fue una vida dura, Mari.

Acaricié su cabeza, de pronto los traumas y gustos raros cobraron sentido, por fortuna —o desgracia— estábamos cerca del destino, dijeron que su hogar quedaba cerca de una playa. No obstante, luego de oír esa confesión quería tomarlo y huir.

El auto se detuvo al llegar a una antigua casa cerca, pasaremos un día ahí antes de que Vero nos consiga un buen sitio con la seguridad adecuada, corrí fuera a buscar mis maletas, pero mi supuesta novia las cargó por mí junto a sus tres cargamentos más.

Con tacones, que es como siempre anda, me sacaba de dos a tres cabezas de altura, me cuestioné si debería empezar a usarlos igual. Desde esa perspectiva alta pierdo el flow.

Kalum tocó la puerta, se abrió apenas en su segundo golpe revelando a una adorable señora mayor, de oscuros rizos largos y un delantal del mismísimo "Hola diablo" ese gato blanco con moño.

Le sonreí, Honne le quiso pasar la mano, pero lo único que vio fue a sus hijos. Mejor dicho, ese hijo.

—Kalum, quien es ese vagabundo que viene contigo, no se vaya a robar la cena.

—Mama, es Luka, —explicó calmado—. solo se pintó el cabello rojo.

—Hola señora... —quise dar buena impresión, aunque no me acordé del apellido de Luka—. escorpio.

—Hadita, pase, sin pena, —me reconoció, esto iluminó mi rostro—. les preparé comida por si el viaje les dio hambre.

El agradable olor llegó apenas ingresar, el cuadro de la última cena lucía en la pared, al lado de sus estatuas y plantas, las pinturas me incitaron a pasar, incluso tenía una foto del quince de sus mellizos. Me reí en silencio.

Honne se rió fuerte, provocando que nos llamaran la atención e invitaran al patio.

Sentía que era un momento muy familiar, quería huir, pero solo me quedaba aquella mujer capricornio que por un hotel me vendería por medio taco.

De reojo, vi un pequeño gato negro cruzar de muralla a muralla entre los árboles, aunque al no encontrarlo al girar, lo atribuí a una alucinación.

—Por cierto, Kalum —la señora rompió el silencio—. eso que traes en la cara, ¿Es por las grabaciones raras que hace tu hermano?

Si ellos supieranDonde viven las historias. Descúbrelo ahora