Lo que más odio en las mañanas son ¡las mañanas! No entiendo el porqué de su existencia, quizás algunos solo quieren dormir para siempre y ya, pero no, las mañanas tienen que estar ahí para recordarte lo duró que es cada día y que aun tienes que seguir aquí. Quizás necesito tratar de relajarme.
–¿Estás lista?
Me giro para ver a la persona que menos quería ver en este momento… Mi hermana
–¿Por qué tienes esa manía de entrar así en mi cuarto?
–Supongo que amo verte en las mañanas.
En su boca se dibujó una leve sonrisa.
–A mí no, ¿sabes lo que es espacio personal?
Me odiaba por tratarla así.
–Si quieres me voy…
¡No! Quédate. Bajo la mirada… Quería abrazarla y decirle que lo siento…
–Tengo clases, hablamos de esto después ¿bueno?
–Como siempre.
Pude verla marchar, pero es mejor así. Cuando eres una persona que ha sufrido demasiado, es mejor mantener lejos a los demás, así no saldrás herida de nuevo. Esa es una ley de vida. Baje y fui directo al carro de mi papá, subí y cerré la puerta. Suspiré, hoy empiezo el último año que tendré que estar aquí. Puedo volver a intentarlo, volver a empezar, pero ¿de que serviría?
–Cariño, buenos días.
Mi papá sin duda tenía una de las mejores sonrisas, y siempre me daba una a mí. Siempre me he preguntado cómo es que él me ha aguantado todo este tiempo…
–¿Discutiste con tu hermana esta mañana?
–¿Por qué?
–Me dijo que se iba a ir después, y se quedó.
Si me trataran así, yo ya me odiaría.
–Quizás se siente mal.
–Debes tratarla mejor, Kate.
–Me cuesta hacer algo así, lo siento.
–Por favor, inténtalo. No puedes mantener a todos alejados de ti, tú los necesitas y ellos necesitan de ti.
¿Intentarlo? No, de nada sirve intentarlo su ya sabes cómo saldrán las cosas. ¿Necesitar? No creo que pueda alguien llegar a necesitarme alguna vez. Pero mi papá cree que soy de lo mejor, que tengo tantos amigos en el instituto y que es la mejor etapa de mi vida. Pero no lo es.
El camino fue corto, me despedí de papá y me fui directo al salón, no podía seguir escuchando a papá decirme tantas cosas, paso de largo y no miró a nadie, me iba a sentar en mi lugar, cuando alzo la mirada y lo veo, tan radiante como siempre.
–Te estaba esperando, guapa.
Y tan estúpido como siempre.
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Loveless
RomansaDesde pequeña siempre he alejado a las personas, los que entran a mi vida, se van… Pero hay una en especial que sigue aquí y me asusta que quizás se quede por mucho tiempo, porque, la verdad es que, yo no quiero que se quede. Él no puede quedarse.