Sentimientos nuevos.

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Error.

Eso es lo que comúnmente cometemos los adolescentes, eso es lo que hacen todas las personas, en realidad, todos cometemos errores, pero a veces me sorprende los míos.

–Dylan… –me detengo y primero pienso lo que diré, el me ayudo así que tengo que tratarlo bien esta vez–.

–Tranquila. –dijo y estaciono el carro–. Te puedo ir a dejar a tu casa si quieres, no tengo problema alguno.

No me sorprendieron sus palabras, pero no me imagine que las digas tan así… Tan simple y rápido. Como si no fuera nada, y en si no lo era, pero yo esperaba más.

–No iba a decir eso. –me obligo a mí misma a mirarlo–. ¿Por qué piensas que iba a decir eso? –se gira y me queda mirando–.

–Porque eso es lo que siempre haces, Kate. –suspiro, estaba frustrado y yo era la razón–. ¿Quieres ir a tu casa?

Él siempre se ha quedado, a pesar de todo y yo siempre le he hecho cosas crueles. Pero a pesar de eso necesitaba algo más de él, necesitaba que me diera más de su parte y eso era egoísta por mi lado.

–¿Tengo otra opción?  –baje la mirada–.

–Siempre hay más opciones.

–¿Cómo cuáles?

–Quédate conmigo. –lo miré, y esas palabras si me llegaron–. Solo hasta que termine la fiesta, después de eso yo mismo te iré a dejar a tu casa.

–¿Quieres que me quede contigo? –dije, sorprendida–.

–Tómalo como un agradecimiento por haberte ayudado. –sonrió, y esta es la primer sonrisa sincera que me muestra, y es una de las mejores sonrisas que he visto–.

–¿Puedo confiar en ti?

–Siempre puedes confiar en mí.

Nos quedamos en silencio por un rato, él tuvo que armarse de valor para pedirme algo como eso, y yo solo tengo que hacer una simple respuesta, solo tengo que decirle “Si” y darle una oportunidad… Todos merecemos una oportunidad, aunque algunos no sepan de esa oportunidad.

–Está bien.

Me miro como si le hubiera dicho que encontré una cura para el cáncer, o algo mucho más grande, una cura para el amor.

Dylan empezó a conducir normal, aún seguía teniendo esa sonrisa y por un lado eso me hizo sonreír también. Todo estaba tranquilo, los dos estábamos en silencio pero de cierto modo estar así era de lo más relajante del mundo.

–¿Tanto confías en mí que no me vas a preguntar a dónde vamos?

Sabía que este silencio tan relajante no iba a durar para siempre.

–No. Pero creo que estar aquí no es tan aburrido como estar allá.

–Tomaré eso como un cumplido.

–No lo era.

–No importa.

Me gire y lo quede mirando.

–¿Te gusta molestarme o solo lo haces por interés personal?

–Interés personal.

–¿Interés en ver mis reacciones?

–Interés en ti, Katie, todo de ti.

Me quede sin palabras ante las suyas. Él era increíblemente idiota.

–No me digas Katie.

–¿Qué prefieres? ¿Amor mío? ¿Cariño? ¿Mi cielo?

Si, definitivamente era un idiota.

–Kate. Me llamo Kate.

–Cariño suena mejor.

–Definitivamente no.

–Entonces Katie.

–¡NO! ¿Acaso te gustaría que yo te diga “amor”?

–Me encantaría, amaría que lo hagas, puedes empezar a llamarme así desde ahora, claro si quieres.

–No quiero.

–Pero te estoy dando permiso para hacerlo.

–No, Dylan.

–Anda, no seas tímida.

–Si sigues así te mataré.

–No me importaría morir en tus brazos.

¡Dios! Él era demasiado irritante.

–Eres un caso perdido.

–Estoy perdido por ti.

El carro dejo de moverse, y note que estábamos en un semáforo y estaba en rojo.  No tenía escapatoria de esta.

–No juegues conmigo, Dylan.

Dije eso en voz tan baja, que nunca imagine que él escuchará pero lo que más me sorprendió y me dolió un poco fue su respuesta.

–Está bien, lo siento.

Trate de mirarlo muy disimuladamente y note que se veía enojado. ¿Tan rápido puedo cambiar el genio de las personas? ¿Tan tóxica soy?

–Quiero que me lleves de regreso a la fiesta, por favor.

Se quedó sin respuesta y el carro se puso en movimiento.

Todo estaba tan silencioso, que esta vez me dieron ganas de llorar por el momento. Lo había hecho enojar, yo lo lleve a que diga eso, es mi culpa. Esta es una de las razones por la que no dejo a nadie entrar en mi mundo, no dejo que nadie quiera formar parte en mi vida, porque sé a dónde irán las cosas, se cómo va a terminar todo.

Llegamos a la fiesta, Dylan seguía sin decir nada y eso me dolía más.

–Gracias.

Él no respondió. Abrí la puerta y estaba saliendo cuando Dylan me jala de nuevo hacia adentro.

–¿Hasta cuándo me vas a seguir alejando?

–Yo… –suspiré. Este es el momento de cortarle las esperanzas que tenía respecto a mí–. Siempre lo haré.

–No puedes hacerlo siempre.

–Lo intentaré. –soltó el agarre y aproveche para salir, pero antes pude oír su respuesta–.

–Algún día estarás tan enamorada de mí que te costará dejarme ir en la noche, así como me está costando a mí dejarte ir ahora.

Todos estaban empezando a salir de la fiesta, y a esa misma velocidad que todos estaban saliendo Dylan se fue. Entonces me di cuenta de algo:

Él tiene cierto poder sobre mí.

Él me quiere en su vida.

Él me quiere a su lado.

Y en cierto modo, yo lo necesito en mi día a día. 

LovelessDonde viven las historias. Descúbrelo ahora