"Santo Pecado"

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⛔Advertencia, si eres religios@ no lo leas, no quiero herir ni hacer sentir mal a nadie. Es una historia como cualquier otra, de casos conocidos. Por favor omitir malos comentarios, es una historia de ficción⛔

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Perdóneme padre porque he pecado... cerré mis ojos para tragar saliva, estaba tan confundido, desmoronado, sentía que la vida me daba la espalda y ya no podía más de angustia, mi familia esperaba tanto de mi y yo simplemente me dejé llevar, esos ojitos tan lindos, su piel, sus labios... mi respiración se detuvo ante esos pensamientos, sus labios junto a los míos. No, no puede ser... yo, yo no soy así.

Dime hijo, ¿Cuál es tu pecado?

Padre, he pecado, padre ayúdeme por favor, no lo soporto – y sin más me puse a llorar.

El padre Bright salió del confesionario y se acercó a mí, se sentó en la banca que estaba frente y me llamó a su lado, me puse de pie con los ojos llenos de lágrimas, mi pecho apretado y mi alma desgarrándose, mi mundo, ese tan tranquilo que yo conocía se caía a pedazos y se derrumbaba, necesitaba ayuda, una guía, alguien que me escuchara.

No me has dicho tu pecado, te escucho hijo.

Padre, creo que... me gusta alguien y yo creo que eso no está bien.

¿Por qué no lo estaría? Enamorarse es hermoso...

No, padre usted no entiende, esto está mal, no puede ser – me agarré la cabeza con mis dos manos, mi pecho se apretaba más.

¿Puedes explicarme por qué está mal?

Porque... yo besé a una persona – mis lágrimas cayeron hasta el piso.

Pero eso no tiene nada de malo, es normal que te guste alguien...

Padre, es un hombre.

El silencio se hizo presente, el Padre Bright suspiró y tomó mis manos entre las suyas, cerré mis ojos y dejé salir todo el dolor de mi corazón, él me reconforta, me escucha.

Una vez que terminé de contarle todo, él me abrazó contra su pecho, me sentí tan bien, alguien me entendía y no me juzgaba.

Me dio mi penitencia, tres Padre Nuestro y diez Ave María, dijo que volviera si me sentía mal o si necesitaba hablar.

Esa noche dormí bien, cerré mis ojos y sentí su cuerpo junto al mío, una sensación extraña, pero que me calmaba.

El domingo fui a misa con mis padres, todo bien hasta que le pido a ellos que avancen a casa que iría a hablar con el padre Bright, se van tranquilamente y yo le pregunto a un monaguillo por él. Está en la sacristía me dice el muchacho, puedes ir y esperarlo mientras termina.

Y sin pensarlo me dirijo hasta ahí, una vez afuera, la puerta entreabierta me da la mejor imagen que nunca había visto, era un pecado en carne viva, mordí mi labio al ver cómo se sacaba la sotana y ponía su ropa que no era de misa, su espalda perfectamente trabajada, sus glúteos bien contorneados, sus piernas apretadas, era el pecado personificado, cerré mis ojos y respiré profundo, justo cuando los abrí lo veo aparecer frente a mí en la puerta. Me mira y dibuja una sonrisa.

- ¿Me buscabas Win?

- Ehhhh sí padre, discúlpeme si lo interrumpí, justo iba a... - su mano toma la mía.

- Dime qué necesitas de mí.

Sus ojos me miraban fijamente y sentí mi corazón latir, mis pensamientos viajaron hasta ese cuerpo que me incitaba a pecar.

- Sólo quería darle las gracias – dije y di media vuelta, cuando su mano tomó mi cintura.

- ¿Sólo eso querías?

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