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Jimin dejó de grabar cuando su amigo le dio la señal. Sonrió al verlo a través de la pantalla y bajó el celular para poder meterse en la galería.

-¿Y? ¿Qué tal quedó?

-Genial, como siempre.- reprodujo el video de nuevo viendo los movimientos de su amigo. Sí, increíble.

-Oh, estás así por lo de ayer ¿No es así? Lo siento mucho Jimin-ah.- Hoseok hizo un puchero, muy convincente para el pensar de Jimin y se acercó al rubio rodeándolo con los brazos a la vez que se sentaba en el piso-. Estaba un poco estresado.

-Entiendo...- Jimin intentó alejarse de sus toques. Estaba demasiado cerca y eso le hacía daño a sus sentimientos, a su corazón y a él.

-Vamos, quita esa cara y regalame una sonrisa.

Jimin era débil. Bueno, débil ante Jung Hoseok y su increíble encanto de convencerlo de hacer cosas. Sonrió a medias y le extendió el celular a su Hyung para que mirara el video y pudiera decirle que partes tenía que editar.

-Por cierto ¿Cómo te va con tu roomie?

-Es...simpático.- asintió para sí mismo-. Un poco serio pero nada que no se pueda arreglar con el tiempo.

-Cuidado, tal vez y quiera matarlos en la noche.

-¡Hoseok!- su amigo río echando la cabeza ligeramente hacia atrás.

La puerta de la sala de prácticas se abrió y Ryujin se dejó ver. Jimin dejó de sonreír automáticamente dejando su rostro neutro. Ryujin sonrió saludandolos con la mano.

-¡Hola!- dejó su mochila en el piso y se sentó en el mismo apartándose el cabello rosado de la cara-. Lamento llegar tarde, tuve que hacer unas prácticas extras en la universidad.

-No te preocupes.- Hoseok le sonrió y Jimin tuvo ganas de salir corriendo.

He ahí uno de sus más grandes problemas. Park Jimin estaba enamorado de su mejor amigo. Su mejor desde la adolescencia, su mejor amigo hetero y su mejor amigo al cual le gustaba Shin Ryujin. Bajó la mirada cuando ambos comenzaron a hablar dejándolo a él en segundo plano. ¿Por qué tenía que ser de esa manera? ¿Por qué su corazón tenía que latir tan rápido por una persona que jamás le correspondería? Era estúpido e iluso.

Estúpido por enamorarse de Hoseok.

Iluso por creer que este algún día lo miraría de otra manera.

Se levantó del piso y sacudió sus pantalones en un acto reflejo de quitar el sucio. Hoseok lo miró con el ceño fruncido.

-¿Te vas?

-Mmh, necesito hacer un trabajo de la universidad.- extendió su mano pidiéndole a Hoseok su celular y este se lo pasó sin rechistar-. Nos vemos luego Hyung.

-Hasta luego.

-¡Adiós Jiminnie Oppa!

-Adiós Ryujin...- respondió entre dientes. Agarró su mochila y finalmente salió de la sala de prácticas dejando a ambos chicos completamente solos. Se dejó caer sobre la puerta una vez la cerró. Trató de regular su respiración y se repitió mentalmente que no valía la pena llorar.

Sonrió débilmente apartando las lágrimas que querían aparecer y caminó hacia la salida apretando las tiras acolchadas de su mochila. Hoseok era magnífico en todo el sentido de la palabra. La forma en que bailaba y las expresiones que hacía tenían a Jimin cayendo por un oscuro precipicio.

La primera vez que lo vio fue en una vieja academia de baile en la cual Jimin estaba. Sus movimientos lo dejaron anonadado y se preguntó si algún día podría llegar a ser tan genial como esa persona. Meses después se hicieron amigos y empezaron a salir seguido, Jimin empezó a verlo con otros ojos y supo que había un problema. Hoseok siempre hablaba de chicas y le contaba a Jimin sobre sus nuevas conquistas que conseguía cada fin de semana. No obstante, esto cambió cuando Shin Ryujin llegó a sus vidas, para Hoseok fue como ver a un ángel y para Jimin fue como si le hubieran presentado al mismísimo lucifer.

STARCHILD | KTH&JJK Donde viven las historias. Descúbrelo ahora