Día de playa y ¿Peleas?

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Era un día soleado, como pocos en el infierno. El viento era agradable y el ambiente cálido. Charlie los había invitado a un día en la playa (la familia Magne tenía su propia playa privada) la mayoría había aceptado la oferta, no llevaban la hora de descansar. El hotel era un éxito y eso significaba mucho más trabajo. Alastor no quiso acompañarlos ya que no le gustaba la arena invasiva ni el agua helada del mar.

-Pero no es el mismo mar- Charlie refutaba sus argumentos.

-¿Hay peces?-

-Si, obvio y hay…-

-Lo siento, no puedo ir- así se había zanjado la discusión. Angel quedó enteramente desilusionado. Había intentado convencerle por todos los medios pero aún así, con sus más bajos trucos, no dio su brazo a torcer. Se fueron sin el ciervo, en una camioneta propiedad de la familia Magne—Vaya de verdad son millonarios—dijo la pelirroja admirando la cantidad de lujos que poseían. Una mansión, una playa privada, una limosina y hasta un hotel ¿Tendrán un barco también? Llegaron hasta la costa. Un lugar con arena color ámbar y aguas color carmín. Eran bastante diferentes a las playas humanas pero no sé quejaban. El ambiente era festivo, ligero y la bruma del mar se sentía fresca. Instalaron su quitasol, toallas y dejaron los bolsos en la orilla. Charlie llevaba un discreto traje de baño de una pieza color rojo con pequeños vuelos a los costados. Vaggie traía un trikini de color morado con negro. Le hacía ver sensual y madura. Niffty llevaba un traje de baño de una pieza con rayas blancas y rosadas, además de su inseparable flotador. Husk no quiso ir a bañarse, él y el agua no se llevaban para nada bien. Se instalo en una silla debajo de la sombrilla junto con un cooler dónde llevaban bebidas y snacks. Angel se quitó el vestido que portaba dejando a la vista un pequeño bikini color fucsia. Le resaltaba las curvas naturales, dejando entre ver bastante pelaje blanco, que brillaba al sol de una forma casi etérea. Era sensual, hermoso y divino. En la playa se produjo un breve silencio al momento de la revelación. Los hombre y mujeres voltearon a verlo sin decoro alguno, con las bocas abiertas. Se escuchaba un silbido de fondo y un par de jadeos de impresión—Siempre haciendo un espectáculo—Husk rodo los ojos mientras disimuladamente veía el cuerpo de Angel.

-Claro, debo mantener la imagen, gatito- pero el ambiente que se había formado se interrumpió, cuando por todos lados se escuchó una gran onda de estática y un sonido chirriante de radio. Todos los presentes se taparon los oídos hasta que el ruido cesó, minutos después. Sombras, fuego de color verde y unos símbolos extraños hicieron aparición al medio de la playa. Alastor hizo acto de presencia, elegante, con una camisa color sangre,  arremangada hasta el codo. Pantalón blanco impoluto, con zapatos color ónix. Todos lo miraron estupefacto sin saber que hacía ahí el demonio radio—¿Al?—miro a su novio estupefacto.

-El mismo que viste y calza-dijo con una sonrisa.

-Cariño, pensé que no ibas a venir-

-Eres tan predecible- Husk reía en su asiento. Por supuesto que el ciervo iba a estar vigilando a Ángel y por supuesto que se iba a poner celoso al verlo en ese diminuto traje de baño.

-Cállate- un tentáculo salió de un portal, tomando el alcohol del gato, tirándolo al mar.

-Hijo de pu…- pero no completo la frase al ver la mirada amenazante del ciervo. Saco otra cerveza del cooler y se la tomó en silencio.

-Angel, me dieron ganas de pasear por la playa- miraba todo con cara de asco- así que aquí estoy-

-Pero- lo miro de arriba abajo- te ves guapo, sonrisas, pero no es una teñida adecuada para la playa. Debes conseguir un traje de baño- le tomo de las manos- así podremos bañarnos los dos- le sonrió tiernamente. Alastor debía admitir que era débil ante Angel y esa sonrisa. Le haría caso en todo lo que dijera, aunque fuera estúpido como la sugerencia que estaba haciendo. Odiaba mostrar más de lo debido pero no podía negarse. Chasqueo los dedos y se cambió de atuendo. Eligió una camiseta roja, con unos pantalones cortos, sandalias y lentes de sol.

TraicionadosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora