Capítulo 11

144 85 372
                                    

Anónimo

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Anónimo

Mi objetivo era fácil. Solo necesitaba a una amiga que pudiese ayudarme. La conocía a la perfección. Me encantaba jugar con sus sentimientos, herirla.

Pero ella se lo permitía. Ella misma se destruía. Y gracias a ella mi objetivo se cumplió.

Parker

Una señora nos recibió con una sonrisa fingida, su cuerpo estaba escondido tras la casa.

¿Qué hacía ella ahí?.

Esperaba encontrarme con Alicia, o Johann. Pero fue todo lo contrario, una desconocida estaba en mi casa.

–Buenas noches–dijo alzando sus cejas, mi llegada le había sorprendido, pero aún así se esforzaba en ocultarlo.

Aclaré mi garganta detallándola, físicamente aparentaba ser buena, o eso daba a creer con sus muecas tímidas, y ese brillo inusual en sus ojos color miel.

Tenía dos opciones:

-Decirle que era el hijo de los Watson.
-Fingir ser una visita.

Retrocedí un par de pasos sosteniendo el brazo de Julieta.

–Un momento por favor–le guiñé un ojo a la mujer, socarrón.

Julieta se movió a mi ritmo entre quejas. Al llegar al jardín principal la solté para hablar.

–Necesito tu ayuda–supliqué haciendo un movimiento gracioso

–No quiero ayudarte–se negó con una pequeña y traviesa sonrisa.

–Solo sígueme el ritmo, luego te explico–insistí pero ella volvió a negar.

–Aunque...–colocó su mano en la barbilla, pensativa. Dio un paso hacia adelante acortando el espacio entre los dos, la respiración de ambos combinándose–, con una condición, quizás.

Negué sosteniendo su mirada. Sus ojos eran una mezcla de tonos claros. Pero en ese instante fueron su peor enemigo, abriendo paso para leer su mente.

¿Por qué él tiene que ser así?: Divertido, luego amargado, y por último extraño.

Tengo la corazonada de que me oculta algo. Pero estoy segura; no sabe nada.

Me quedé observando su semblante. Por un momento me hizo creer que ella tenia algo que ver con mis hermanos.

Nah, claro que no.

Di un paso hacia ella. El aroma que emanaba de fresas y lavanda se coló por mi nariz.

Su nariz se cruzó con la mia unos instantes. Y por inercia acarició mi cabello lentamente. Sus manos suaves rodearon mi cuello.

Le dediqué una sonrisa genuina, maravillado con su cabello anaranjado.

Reverns © *ACTUALIZACIONES LENTAS*Donde viven las historias. Descúbrelo ahora