Capítulo 10

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Abrí mis ojos lentamente adolorido

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Abrí mis ojos lentamente adolorido. Tenía dolor de cabeza y mis mejillas ardían como el fuego.

A mí alrededor todo se veía borroso.

Mi respiración comenzó acelerarse cuando una figura con aspecto varonil se acercaba lentamente hacia mí.

–Parker–fue lo único que dijo. Su voz era desconocida.

–¿Quién es usted?–pregunté. Si mi visión no me engañaba parecía ser un hombre alto y músculoso.

Un risa falsa fue su única respuesta. Retrocedió para luego girar y salir por una puerta. La cerró tras eso giró el seguro con ayuda de unas llaves, encerrándome.

Froté mis ojos haciendo un puño con mis manos. «¿Qué hago aquí?», murmuré, observando todo cada vez más borroso.

Poco a poco todo se hizo visible para mí. Estaba en un cuarto pequeño y asfixiante; hacía tanto calor que mis manos sudaban por efecto.

Suspiré abanicando mi cuerpo con las manos. El lugar era desagradable, habían ilustraciones en las paredes incoherentes, al igual que manchas de sangre en las esquinas superiores.

Lo último que recordaba era la voz anónima de alguien; anunció que Cravel era la asesina en el caso de Haston, pero después, solo gritos.

Me levanté del suelo rústico en el que hace unos segundos yacía. Sacudí la toga de la asociación y mis pantalones, pero la sensación de algo líquido pero consciente en mis manos se me hizo extraño.

Dirigí mi vista hacia ellas, grité con miedo pensado haber quedado mudo.

Tenía sangre, no provenía de una herida. Era sangre ajena.

Me inquieté sin comprender. Estaba rogando internamente que fuera una pesadilla, o esperando que alguien llegara y dijera: «¡Sorpresa!, haz sido filmado para la nueva novela "Sangre en la universidad"».

Estaba siendo muy iluso.

Con cada músculo de mi cuerpo temblando me acerqué a la pared, pasé mis manos manchadas de ese color carmesí, arrastrando las yemas de mis dedos nerviosamente.

Pero mis ojos quedaron en una imagen; paralizándome por completo.

Era: Merns, y los otros integrantes de la asociación -a excepción de mi-. Vestían la toga representativa de la S.E.R, y en el medio unas letras en mayúsculas de color rojo citaban un nombre, o la mezcla de dos:

JULEAN

–Espero te sirva de algo esa pista, Parker–dijo alguien, pero ¿cómo era eso posible si no había nadie?.

Miré a todos lados esperando encontrar a la persona, pero a diferencia lo único que alcancé a ver fue una grabadora en el suelo. De ésta comenzó a reproducirse voces de mujeres y gritos.

Reverns © *ACTUALIZACIONES LENTAS*Donde viven las historias. Descúbrelo ahora