Capítulo 10 [segunda parte]

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De nuevo llegó el miedo

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De nuevo llegó el miedo.

El desespero.

El terror.

El hombre cayó sobre mi ante el sonido de un disparo. Su cuerpo era robusto y sus dedos fríos quedaros en mis brazos.

Le habían disparado, a él.

Alguien lo había asesinado. Para salvarme a mi de terminar así.

Mis manos comenzaron a temblar intentando empujar el hombre a un lado. Su pecho quedó atestado de sangre goteando sobre la toga.

Sus labios se acercaron a mi oído. ¿Seguía vivo?, eso pareció, pues no desaprovechó el momento para decir:

–Te vigilan, todo está más cerca de lo que crees.

Tras eso su boca expulsó un líquido carmesí en mi camisa. De rabia lo impulsé a la derecha haciéndolo caer a mi lado.

Mi corazón se inquietó unos momentos al verlo. Su franela blanca llena de sangre. Su rostro sin color dejando a la vista sus ojos entreabiertos y en su mano derecha, el arma reposaba.

–Gracias, Parker–susurró una voz tras nosotros. Era desconocida, juvenil, neutra–. Me facilitaste el trabajo.

Vi a todos lados sin encontrar la causa de las palabras. Se había ido antes de poder hacer algo.

Me levanté retirando la toga de mi cuerpo. La lancé al suelo dejándola cerca de una puerta. Agradecí que fuera invisible y luego vendría por ella.

Con sigilo di un par de pasos lejos del hombre. Tenía el corazón en la garganta aterrado.

¿Y si seguía vivo y debía ayudarlo?.

¡Pero intento matarme!

No importa, después de todo. Los humanos cometemos errores.

Volví hacia el hombre luego de mi debate mental. Las yemas de mis dedos se dirigieron a su cuello, cerca de la tráquea en donde hundí el indíce buscando su pulso. No lo sentí.

Él había...

Sin querer creerlo me levanté balanceando mis piernas al aire unos segundos, cuando me estabilicé no logré borrar esa imagen del hombre muerto en mi cabeza.

Corrí con fuerzas hacia la nada esperando encontrar una salida. Vi en una esquina recordando el camino que una vez transité con Alexander.

Y lo seguí, mis piernas hacían un gran esfuerzo por llegar a mi objetivo: el pasillo A, dónde de seguro estaría Masson y podría buscar ayuda. Giré a la derecha encontrándome con más de seis puertas.

¿Cuál debía elegir?.

En ese momento supe que pelear en el camino con el argentino no fue buena idea. Ahora no me acordaba muy bien cuál puerta era la correcta.

Reverns © *ACTUALIZACIONES LENTAS*Donde viven las historias. Descúbrelo ahora