CAPÍTULO 23

98 9 0
                                    


—No es buena idea, Camz —habló por milésima vez, no sé cuánto tiempo llevaba insistiéndole que fuéramos a la fiesta, pero su respuesta era la misma. 

—Vamos amor, de verdad quiero que disfrutes —le hablé suplicante, quería hacerla feliz y sabía que ir a esas estancias la ayudaba muchísimo. 

—No insistas —su mano se deslizó por mi cuello —No quiero que te pase nuevamente esto —habló refiriéndose a mi imitación de la Bella durmiente por catorce horas. 

—No me pasará nada —suspiré —Tómalo como una despedida, será la última vez —negó con su cabeza muchas veces. 

—Tengo planes mejores para nosotras dos... —dijo tomando mi mejilla con su mano, fruncí el ceño.

—¿Qué planes? —pregunté, en su rostro se formó una sonrisa y se mordió el labio inferior.

—Para saber tienes que venir conmigo mañana en la noche, estoy segura que te va a encantar —habló con toda la intención de acercarse a mí boca y plasmar un beso en ella, pero la esquivé viéndola con los ojos entre cerrados. Una pizca de duda me envolvió, era extraño que de un día para otro tuviera algo planeado sin decirme nada al respecto. 

Tal vez solo era una excusa para no ir a la mansión y ya. 

—¿Qué? —preguntó mirándome atenta sentándose en la cama, intenté no desviar mi mirada a sus pechos desnudos, no iba a lograr despistarme tan fácil. Tomé la sábana que nos envolvía y la tapé, una risa coqueta se escuchó de su boca. 

—Iremos a la fiesta y ya —gruñí, ella rodeó los ojos para posteriormente salir de la cama y dejar su cuerpo desnudo al aire. 

—Bien, anda buscando un disfraz —suspiró y ladeé la cabeza —Mañana es halloween mi amor, —tomó una toalla del armario —Las quimeras salen de sus cuevas —guiñó su ojo para adentrarse al baño. No bastó más de dos segundos para que mi piel se erizara completamente. 

El olor a tabaco y marihuana nos impregnó al mismo tiempo que ingresábamos a la mansión de Benjamín, cada vez sentía que había más gente que la vez anterior; muchos estaban disfrazados tal cual como mi novia habría descrito, solo ropa informal y un pequeño accesorio para parecer un animal o un super héroe. Lauren tomó mi mano, supongo era para no perderme de vista. 

—Si te quieres ir me avisas, no es necesario que nos quedemos hasta muy tarde ¿Okey? —habló una vez estábamos en un lugar más tranquilo y espacioso, específicamente al lado de la barra. 

—Disfruta —le sonreí besando su nariz, la sonrisa de su rostro era increíble haciéndome recordar el porque estábamos aquí, solo para ver esa sonrisa.

—¿Tomarás algo? No quiero que te emborraches como la última vez —hizo puchero con su boca mientras tomaba mi mano y entrelazaba sus dedos con los míos. 

—Prometo controlarme, solo no hagas que me ponga celosa —gruñí un poquito, sabía que en cualquier momento iba a aparecer Taissa y mis ganas de pegarle aparecerían. 

—Yo no hago que te pongas celosa —carcajeó. Su mano se deslizó hasta mi espalda baja para pegarme a ella, coloqué mis brazos alrededor de su cuello y nos juntamos en un abrazo —Soy tuya, no lo olvides nunca —me susurró en el oído provocándome escalofríos, asentí.

—Dos cubas libres, por favor —le pedí al barman, contratando por el dueño de la mansión, al separarme de mi novia, ella me miró con cara de desaprobación, pero le prometí que estaría cerca de ella en todo momento. 

QUIMERA | CAMRENDonde viven las historias. Descúbrelo ahora