Te odio, pero te amo amor.

24. La noche de boda

Fueron directamente a la casona,  una mansión donde Mary había acondicionado, dos alas de la casa una era para él, y la otra era para ella.

Había una enorme  sala que servía de recibidor, él miraba el lugar, dando tiempo que la persona que les estaba atendiendo se marchara.

Él la miraba con rabia y odio_ ¿Por qué jugaste conmigo? __ la interroga cuando estuvieron solos.

¿Jugar? __ no entendía.

Las manos a Mary comenzaron a sudarle, los nervios que con tanto esfuerzos controló por un largo rato, comenzaban a abandonarla. Miraba el rostro de él y estaba contorsionado por la ira.

Sabias, que yo estaba buscando a Ana Maria y nunca me dijiste que eras tú, ¡Mentirosa! __ la increpó.

Camino hacia ella de forma amenazante, el silencio de la casona hacia que su voz se escuchara aterradora.

Yo, no tengo porque decirte nada de mi__ le grito para defenderse y esconder el temor.

Bueno, ya compraste un hombre__ su respiración se hacía más fuerte__ ¿ahora qué?___ pregunto de manera insinuosa.

Ahora nada, tú te vas para a tu espacio y yo me quedo en el mío, pasan dos meses y adios, cada quien por su lado__ decía acalorada y señalando con su mano el camino que él debía tomar__¡asi que vete!__ grito.

¡Si, cómo no! __ la tomo de la mano halandola y la monto sobre el hombre como si fuera una almohada, y empezó a subir las escaleras.

Ella pataleaba, asustada trataba de bajarse y le golpeaba con los puños en la espalda__ bájame, suéltame patán.

Si soy un patán__ respondió encolerizado __ ¡Tu patán, el que tú compraste!

Mientras respondía iracundo buscaba una habitación donde entrar, al hallarla empujo con el pie la puerta.

La tiro sobre una gran cama, donde ella rodo y cayó al suelo, como pudo se levantó y corrió hacia la puerta, en esos momentos él ya se había despojado de la levita, el corbatín y desabotonaba el chaleco, cuando nuevamente la atrapo, arrojándola a la cama y colocando el seguro a la puerta.

Ella entre lágrimas, le gritaba __ déjame salir, si me violas te demando.

El soltó una risa, entre enojo y deseo.

¡Yo jamás te voy a violar!__ su voz había cambiado__ además una mujer con tu experiencia, me puede enseñar.

Él siempre tuvo la idea equivocada de que ella era una mujer fácil.

¿Qué? ¡Estás loco!__ corría de un lado a otro.

Con una rapidez pasmosa la arrojo nuevamente en la cama y  la despojo de la parte de arriba del traje, ella forcejeaba, él le tomo sus  manos y se las sostuvo por encima de su cabeza y comenzó a besarla, muy suavemente, explorando su boca, haciéndola responder, lentamente le soltó las manos.

Sus manos exploraban cada parte de su cuerpo, ella trataba con menos fuerza  quitárselo de encima, él ya se había quitado la camisa solo estaba la camisilla y el pecho desnudo de Mary, muy despacio le quito la falda, las medias se las quito con cierta lentitud, colmándola de besos,  el amante experto perdia el control antes las emociones que sentia__¡no aguanto más!__ murmuró al oido de ella haciéndola estremecer,  se apresuró, la besaba en el cuello, le mordisqueaba el lóbulo de su oreja, llevándola a sensaciones nunca imaginadas.

¡Quiero que me desees!__ dijo ronco por la emoción__ dime que me deseas. Mientras terminaba de desnudarse.

Ambos desnudos él de pie en cama admiraba la blancura de su piel, las pecas que le adornaban, suavemente se acostó al lado  de ella, donde ella trémula lo espero.

Ella perdida entre sus brazos ambos desnudos, no tenía pensamientos solo deseos, ella exploraba con su boca el cuello de él, su perfume la embargaba, la transportaba a lugares desconocidos.

Todo razocinio lo perdió,  el horizonte no lo vio más porque dentro de sus brazo ella naufragó.

Dime que me deseas__ decía ronco por la excitación.

Si te deseo__ respondió con voz temblorosa.

Lo siento pero ya no me puedo detener__ dijo embriagado por el deseo.

Penetro con deseo, ella aferrandose con sus uñas en su espalda grito, él la miro impresionado  __ ¿Eras virgen?