Te odio, pero te amo amor.

44. Reparando el daño.

Tenía que buscar una forma para localizar a Mary y por lo menos pedirle perdón y devolverle lo que era suyo, porque nunca lo toco, siempre pensó en devolverle su empresa, todo seguía igual, pero lastimosamente para él, perdió el rastro de ella, todos decían se había ido a vivir con Alex.

En el escritorio había quedado el documento que ella había traído, si ella lo atrapo con una inversión, entonces él podría hacer lo mismo.

Dio visto de aprobado y utilizando los canales les hizo llegar la notificación, sabía que tenía que llenarse de paciencia, porque ella no era fácil de engañar.

Los pequeños empresarios gritaban de júbilo, porque en la notificación les daban respuesta positiva para la inversión. Debían elegir a un delegado, todos miraron a Mary con ojos suplicantes.

¡A no! __ movía la manos, diciendo que no__ yo fui clara, que les llevaba el documento, pero no iba a hacer la gestión, don Pedro es una persona capaz yo lo asesoro, si quiere, pero yo no voy.

Don Pedro un señor de unos cincuenta años se hizo, responsable, pero después de cada reunión llegaba más y más preocupado porque él no lograba entender los términos con que le hablaba el abogado, si en una semana no llegaban a un acuerdo, retirarían la mesa de negocio y se perdería la inversión.

Mary ayúdanos__ suplicaba Alex__ las negociaciones las está llevando una abogada__ la miraba fijamente__ no vas hablar con él.

Mary lanzo un suspiro__ está bien, pero apenas aparezca él me voy__ dijo amenazándola.

¡Listo! Dijo con un aire de victoria.

Llego temprano a las oficinas a realizar los acuerdos que se debían estipular, la abogada comenzó a explicarle lo que debía hacer, llegaron a las conclusiones más rápido de lo que pensó. Estaban por terminar, ella recogió el bolso para salir almorzar después seguirían, cuando la abogada le pidió que almorzaran juntas, ella le lanzo un suspiro y acepto, ¿Quién pelea con la comida?

Llegaron a un restaurante, era muy sencillo, pidieron una copa de vino, en esos momentos se acercó un caballero y se sentó sin previo aviso disculpándose.

¡Lo siento! __ dijo mirándola__ no pude llegar antes, mucho tráfico___ dijo con voz calmada.

¡Perdón! __ Dijo ella de manera irónica__ que yo sepa usted no está invitado___ su cara se contrajo por la rabia, ella se dio cuenta que fue emboscada.

¡Ay perdón!__ dijo la abogada apenada__ yo no sabía que ustedes se conocían __ sonrió cómplice de él__ yo lo invite para que conociera al inversionista.

Ella automáticamente se levantó __ ¡Lo siento¡ perdí el apetito___ dijo de manera grosera.

Él rápidamente capturo su mano y le hizo señas a la abogada para que los dejara solos__ ¡por favor siéntate!__ le dijo con voz muy suave.

El roce de su mano con la suya la estremeció, ella pensaba que todas esas emociones estaba sepultadas, pero cada fibra de su cuerpo reacciono al simple toque de sus manos.

¡Suéltame por favor que me voy!__ dijo de manera seca, manteniéndose lo más firme que podía.

Está bien__ dijo y cambiando el tono de voz  la soltó__ si no quieres hablar aquí lo hacemos en tu pequeña casita de campo que de casualidad está cerca a la mía__ miraba fijamente la expresión de su rostro.

El piso en sus pies se derritio, ya no estaba, poco a poca sintió como si un balde de agua fría cayera, sobre ella dejándola sin habla, respiraba con dificultad y le asalto una inquietud, si él sabía dónde vivía podía saber lo de Daniel, y no le iba a dar el gusto de que supiera que él tenía un hijo.

Nuevamente se sentó__ ¿de qué quieres hablar?__ pregunto muy seria.