Historia coescrita con la fabulosa Latilsita, sin ella la historia no sería ni la mitad de lo que es realmente.
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Salió del carruaje y levantó la mirada al imponente palacio. Harry lo llamaría más bien un castillo. Unos guardias le recibieron la invitación que le había enviado el Emperador, y le indicaron que entrara.
En seguida se acercó un sirviente, que vio la carta y lo guió hacia un escriba que comprobó la autenticidad, tras eso lo llevaron a una sala dónde tuvo que esperar un buen rato, hasta que finalmente alguien vino a buscarlo para guiarlo con Dumbledore, que lo esperaba en una suntuosa sala de té llena de decoraciones doradas.
Harry hizo una profunda reverencia. Tenía bastante desdén por el personaje, ya que en el libro, Tom lo detestaba. Pero no quería perder la cabeza por no ser respetuoso.
—Harry, mi niño.
—Saludos al Sol del Imperio, Su Majestad Albus Percival Wulfric Brian Dumbledore.
—Oh, no hay necesidad de ser tan formal. Aunque tengo que admitir que estoy impresionado que recuerdes mi nombre completo.
—Estoy seguro que todos en el Imperio saben el nombre de Su Majestad.
—No estaría tan seguro. Siéntate, Harry.
No estaba muy seguro de por qué el Emperador obviaba sus cargos y lo trataba como si fueran cercanos. Pero no se sentía cómodo al respecto.
—Siéntate, por favor, Harry —dijo indicando un sillón—. ¿Té con limón? —ofreció.
—Sin limón, para mí —indicó al sirviente que estaba allí.
Bebieron en silencio unos momentos. Dumbledore le ofreció galletitas y otros dulces. Todo era de limón. No es que a Harry no le gustara, pero tampoco era fanático.
El silencio se extendió entre ellos, pero no lo rompió. Era algo que había aprendido del libro, más específicamente de Tom.
"Nos quedamos en silencio. Cuando eras convocado y lo rompías, la frase más adecuada era '¿Cómo puedo ser de ayuda?' Una retórica peligrosa con la cual se podía terminar en deuda."
Recordaba bien el final de esa escena, Tom rompía el silencio con una despedida una vez que había pasado demasiado tiempo. Harry no creía poder usar eso, pero sí paciencia.
—Dime, Harry, ¿cuáles son tus pasatiempos? —Preguntó el Emperador después de unos minutos.
—No sabría decirle, no tenía permitido tener tal cosa durante mi estadía con mis tíos —respondió con una suave sonrisa. Puede que fuera injusto culpar a Dumbledore de no detener a sus tíos, pero no podía evitarlo, era instintivo.
—Que estrictos. ¿Tom tampoco te lo permite?
—Su Gracia es un esposo perfectamente comprensivo.
Estaba seguro que su esposo odiaría saber que el viejo lo llamaba por su nombre de pila.
—Entonces, ¿qué haces en tu tiempo libre?
Asistir a reuniones indeseadas…?
—No tengo tiempo libre, estoy intentando aprender a ser Conde, Duquesa y esposo.
—¿Encuentras denigrante el título de duquesa? ¿No debería ser Duque?
—No. Con todo respeto, Su Majestad, un título es más que un título. Y si bien, la gente parece pensar que es solo el título femenino, un duque y una duquesa tienen responsabilidades y poder muy distintos sobre un ducado.
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La duquesa de Slytherin.
FanfictionCoescrito con LaTil. Isekai AU Tomarry. Basado en un prompt de Lynette Vongola Di Hibari (FF) sobre un Isekai, hecho en el Grupo El Lado Oscuro de la Fama. Al morir Harry reencarna en un libro que solía amar. Es un personaje secundario y primer mari...