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Un mes más, el mes en el que Jungkook y Kim no fingían ser una pareja puesto a que ya lo eran, ambos empezaron a dormir juntos y aunque al principio había sido incómodo ahora era diferente, se habían acostumbrado muy rápido. 

Los padres de los chicos estaban orgullosos aunque ellos pensaban que sus hijos ya era una pareja real desde hace tiempo, solo Kim y Jungkook al igual que sus amigos sabían lo que pasaba con ellos en realidad. 

—¿¡Qué quieres de mi, Lisa!? —preguntó Jungkook ya harto de verla casi del diario.— Deja de hostigarme, quiero vivir una vida normal a lado de mi esposa. 

—¿Recuerdas la apuesta que hiciste con Kim? —sonrió en grande.

—¿Qué hay con eso? —río levemente.— No pienses en eso, no voy a divorciarme de Kim... te lo digo de una vez y de buena manera —la miró seriamente.— No vas a romper mi relación con mi esposa, Manobal, entiende que ya no te amo o bueno, quizás nunca te amé. 

El pelinegro salió del lugar rápidamente dejando a su ex novia sola, realmente Jungkook ya no sentía nada por Lisa y solo quería dedicarse a su vida con su esposa, con Kim.

—¿Por qué? —susurró Lisa.— ¿Por qué todos siempre prefieren a Kim? —tiró un vaso de vidrio contra la pared.— Te odio Kim, Jungkook era mío hasta que llegaste...





[...]





Jimin miraba a Kim desde la puerta de su oficina, se veía tan linda mientras se concentraba en dibujar, pesaba que ella era la chica más linda que existía, le fascinaba y valla que era un experto en ocultarlo y le dolía. 

Pasó su lengua por sus labios, estaba nervioso pues regresar de un viaje y volver a verla le había confirmado que no la había olvidado. Dio tres toques a la puerta y su corazón empezó a latir cuando Kim levantó la mirada y lo recibió con una encantadora sonrisa. 

—¡Oh, por dios! Jimin —se levantó para recibirlo.— Eres demasiado cruel, te fuiste de viaje sin despedirte, eso en demasiado malo de tu parte. 

—Lo siento tanto, Kim —sonrió levemente.— Estabas demasiado ocupada y no quería interrumpirte de tu trabajo. 

Kim negó levemente y se acercó al ahora castaño con una sonrisa, y sin dudarlo lo abrazó rápidamente. A Jimin le pareció tierna aquella acción pero igual le lastimaba, sentía aquel abrazo como el que solo se dan unos simples amigos. 

—Mis amigos nunca me van a interrumpir —dijo Kim y si, a ella también le dolió decirlo como a Jimin le dolió escucharlo. 

—Vengo a compensarlo —sonrió mientras se separaba del abrazo.— Quiero invitarte a comer, se puede, ¿Verdad?

—Por supuesto que se puede, Jimin. 

La castaña tomó su bolso y la colgó en su hombro, recogió lo que tenía sobre su escritorio y lo dejo impecable como solía dejarlo siempre. Ambos se sonrieron y salieron de la oficina charlando del trabajo de la menor. 

—¡A ti no te gustan las fresas! —río Jimin mientras miraba a la chica.— Eres sumamente alérgica. 

—Oh, ¿Todavía te acuerdas? —preguntó mientras tomaba asiento en la mesa.— Ese fue el día en que nos conocimos. 

—Claro que lo recuerdo, yo no sabía que eras alérgica y por eso te regale mi batido. 

—Y lo tuve que tomar y me puse roja por eso —ambos reían.— Buenos recuerdos. 

—Lo son. 

El mesero se acerco a la mesa de los jóvenes para tomar sus pedidos, ambos pidieron cosas diferentes y claro, todo eso sin fresas. Kim había pedido una ensalada y un poco de sopa mientras que Jimin había pedido unos ravioles, ambos con un vaso de jugo natural. 

—¿Y que tal Busan? —preguntó Kim mientras miraba a su amigo.

—Oh, muy bien —sonrió.— Siendo sincero me agradó volver a estar ahí, me siento muy bien.

—Me da mucho gusto —tomó de su jugo.— ¿Cómo están tus padres?

—Ellos están bien, de hecho te mandaron saludos y piden que los visites alguna vez Kim.

—Claro que lo haré. 

Kim tomó su cuchara y al acercarse para comerla el olor llegó a sus fosas nasales y rápidamente se levantó de su silla para correr al baño del restaurante y vomitar su desayuno, esa sopa estaba echada a perder o tal vez eran cosas de ella. Al regresar a la mesa, Jimin la miro raro e hizo una mueca, muchas cosas pasaban por esa cabeza ahora mismo. 

—¿Todo bien, Kim? —preguntó el chico preocupado.

—Si, si —sonrió levemente.— No te preocupes, algo me cayó mal ayer, me paso lo mismo con el desayuno...

—Deberías ir al médico Kim —miró a su amiga negar.— No Kim, tienes que ir, tal vez el trabajo de tiene mal y es mejor que vallas. 

—Esta bien, papá. 

—¡Oye! —se quejó el castaño.

—Ya —río.— Sigamos comiendo, ¿Quieres? 

Y Jimin no tuvo más opción que aceptar, quería ver feliz a Kim así que no diría nada más aunque le preocupara su estado de salud.



𝐘... ¿𝐐𝐔𝐈𝐄́𝐍 𝐏𝐄𝐑𝐃𝐈𝐎́? | 𝐉.𝐉𝐊Donde viven las historias. Descúbrelo ahora