CAPÍTULO 3

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Notita:
El capítulo es cortito pero creo que esta bien así y que si lo alargará más quedaría feo, disfrutenlo ❤️




















Nos adentramos en el tétrico bosque alumbrados sólo por la luz de la luna, todo estaba cubierto de nieve, parecía que nadie había entrado ahí en años, se veía en la nieve uniforme y del espesor de al menos entre cuarenta o cincuenta centímetros.

Mis pies se hundían en la nieve virgen y el caminar era como si tuviese algún problema de movilidad, mis piernas se movían de una forma extraña, muy a diferente a como lo hacía Lira delante de mí. La pelirroja se movía con la gracilidad de un pájaro el aire.

—Muévete más deprisa —susurró.

—¿Por qué?

—Escucho ramas moverse y hay nieve cayéndose de los pinos.

—Yo no escucho nada.

—Pues yo si, si no quieres ser un cubito de hielo gigante por toda la eternidad corre.

Sentía que estaba exagerando un poco pero el frío de la nieve en mis piernas y el miedo de que allí pudiese estar uno de los seres más poderosos del mundo me hacía estremecer y aligerar el paso.

La nieve caía de la forma en la que una ventisca lo haría, el aire se hacia fuerte y pesado, tan difícil de respirar que quemaban mis pulmones por dentro. Escuchaba sus alas hacerla, sentía sus revoltosas plumas crear el viento que nos carcomía en miedo. Sentía las lágrimas frías de mi hermano en el pecho.

—¡Corre!

Sentía el calor en mi espalda, la nieve se convertía en agua dejando ver el suelo de tierras, facilitando que corriese, mire de reojo hacia atrás en mi huida, pude ver el imponente ser que no se si se pudiese describir como un animal.

Era grande, más que grande de unos tres metros y con sus alas extendidas de largo haría unos siete metros de ancho, sus plumas eran blancas, el más puro que se pudiese tener quizás la definición del color en si. Las ruidos que emitía al abrir su pico color naranja como la arena podían romper cristales sin necesidad de nada que hiciera el sonido más largo.

El fénix empezó a atacarnos, reclamando que entraríamos en su territorio, Lira no tuvo miedo ni por un momento, con gran valor se puso enfrente del animal y por el calor abrasante que pude sentir en la piel su cuerpo había empezado ha emitir llamas.

No pude hacer nada más que correr, difícilmente porque la nieve a la que había vuelto a llegar a su nivel normal y el peso de mi hermano también me frenaba. Mi huida fue paralizada por una especie de capsula de hielo que sabía que Lira había creado, tenía una apertura mirando hacia ella, probablemente su idea era meternos juntos ahí después de despistar al fénix.

Tras crear un muro gigante de hielo entre las llamas que el monstruoso ser intentaba esquivar y que a los árboles le desintegraba las hojas con lentitud, Lira corrió en nuestra dirección, buscando desesperadamente poder llegar al lugar que había creado, entonces vi su cuerpo caer al suelo, en un segundo el mundo se había detenido.

Lira había cerrado la cúpula.

—¡No! —grite mirando su silueta borrosa desde el hielo— ¡Abre esta mierda!

Ante mis ojos ella fue congelada y el fénix se fue como si nada.

Rompí la cúpula de hielo con mi codo y corrí como corrían las lágrimas en mis mejillas desde hacía un rato, corrí hacia la cúpula helada que antes era la pelirroja sarcástica que nos acompañaba.

La dama de hieloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora