CAPÍTULO 4

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Desde la persiana entraba pequeños puntos iluminados con la forma de los huecos, el ruido entraba desde la calle metiéndose en mi cabeza , sonaba como si una revuelta se hubiese formado habían gritos por todos lados.

Abrí los ojos, me dolían porque no había dormido lo suficiente, aún sentía el cansancio de la noche anterior, me dolían los codos y las rodillas y el cuerpo me pesaba como si llevase una pesa de cincuenta kilos sobre la espalda.

Examine la habitación, recordando donde estaba, mi hermano seguía dormido en la otra cama pero en donde debería estar Lira solo había sábanas arrugadas.

Me salí de ahí, dejé a Vit dormido en la cama, volvería más tarde cuando encontrase a la pelirroja.

Nada más salir me encontré con lo que esperaba pero que realmente no quería ver y deseaba que no pasase. Lira era la fuente de los gritos que me había despertado.

Una multitud gigante como la que nos dio la bienvenida la noche anterior se encontraba alrededor de Lira en un semi círculo perfecto como si ella estuviese dando espectáculo. Realmente lo estaba dando, sus gritos se podrían escuchar perfectamente en el próximo pueblo, a diferencia de las calmadas respuestas de la multitud.

—¡No la van a llamar, no se atrevan! ¡Agradezco mucho que nos hayan atendido“así pero no tienen el derecho a decirle que estoy Aquí!

—Pero señora, ella está muy preocupada —hablo el hombre que nos encontró ayer.

—¡Pues que siga preocupada me da igual!

—La lleva buscando mucho tiempo, ¿no crees que es tiempo de volver a casa? Tenemos que avisar a tu madre —dijo una señora regordeta.

—¡No, no lo es! ¡Ni lo será nunca!

—¡Lira! —la llame mientras me acercaba— ¿qué es lo que pasa?

—¡Vete! ¡Nos vamos a ir ya! ¡Ve a por tu hermano!

—¡A mi no me grites!

—¡Si te grito, no te metas donde no te llaman y veras como no te grita nadie!

Sus ojos azules estaban del color de la arcilla, así como los tendría un habitante del reino de fuego. Su mirada inspiraría terror a la persona más fuerte del mundo, no voy a negar que a mi me dio ese sentimiento. Probablemente fue eso lo que me llevó ha hacer lo que ella me dijo sin rechistar una vez que ella puso su mirada asesina sobre mí.

Volví a la habitación, Vit estaba levantado y esperaba pacientemente por mi sin hacer ningún ruido en la obscuridad. Volví afuera, Lira ya me había tomado la delantera y se había ido, se le veía a lo lejos irse, dando fuertes pasos y derritiendo la nieve haya donde iba.

Había escuchado que los híbridos eran muy inestables y que por eso se les mataba nada más nacer, sus emociones eran las que controlaban sus poderes, en el caso de Lira había demostrado que no tenía problemas en controlar sus poderes independientemente de sus sentimientos pero ahora no veía ni rastro de ese auto control.

Los pueblerinos se quedaron hablando con un pequeño hilo de preocupación en su calmada conversación, quería quedarme a preguntarles que había pasado pero si no seguía a Lira sabía que ella no me iba a esperar.

Seguí el camino de huecos sin nieve que la pelirroja había dejado, incluso en paso ligero no era capaz de llevar su ritmo. Su paso no se calmaba a pesar de que se veía más calmada.

—¿Lira puedes calmar el ritmo? No soy capaz de ir tan rápido, además quiero hablar de lo que ha pasado.

—Estoy dispuesta ha ir a un ritmo normal pero no voy a hablar de algo que a ti no te incumbe.

La dama de hieloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora