Capítulo 2

2 0 0
                                    

Aquella noche despertó de un salto con un dolor de cabeza que sentía que le iba a explotar el cerebro, cientos de imágenes aparecían una vez más en su mente que no podía ordenar ni tampoco encontrarles un sentido.

A pesar de que ya le había pasado otras veces, Adelaida aún no podía descifrar ni recordar que es todo lo que veía, siempre era lo mismo y justo cuando su mente comenzaba a decodificarlo despertaba agobiada y angustiada. Antes pensaba que eran pesadillas, pero definitivamente eran otra cosa, en algún momento le dio la impresión de que eran memorias de algún pasado, a pesar de que no creía en las vidas pasadas eso era lo que sentía, o simplemente era algo oculto en su subconsciente que había tomado forma para lograr meterse en su cerebro a través de sus sueños. Sentía todo lo que veía, a pesar de que se agolpaban en su mente cientos de imágenes había un color que siempre le había llamado la atención, el color de un atardecer de verano en una casa amarilla especifica que reflejaba la luz de un tono exacto, aquel color le llegaba a dar escalofríos de solo recordarlo. Jamás lo había visto realmente.

Se quedó varios minutos sentada en su cama intentando recordar, pero le era cada vez más imposible, simplemente aquellas imágenes, sonidos y sensaciones se desvanecían en cosa de minutos por más que se apresurara en anotarlas en la libreta que dejaba todos los días en su mesa de noche. Encendió la luz y desconectó su teléfono de la corriente, eran las cinco de la mañana. Sacó de inmediato su medicina para el dolor de cabeza y tragó una cuando se dió cuenta de que su rostro y todo su cuerpo estaba completamente bañado en sudor frío.

El chofer los pasaría a buscar dentro de una hora, por lo que no era una opción volver a dormir. Un segundo más tarde su madre entraba a su cuarto con una toalla envuelta en la cabeza.

-¿desde que hora estas despierta?- preguntó Adelaida mientras su madre se acercaba a ella, le tomó el rostro y la miró detenidamente

-¿tuviste pesadillas de nuevo?- preguntó ella dándole un beso a su hija en la cabeza

-Sí- dijo Adelaida levantándose

-está bien, ve a darte un baño tibio- dijo Clarisse sacando las toallas por su hija y arrastrándola fuera del cuarto.

Adelaida se metió en la regadera y salió un par de minutos después, lucía más pálida que de costumbre, incluso tenía una sombra oscura bajo sus ojos que sólo aparecía en la época de exámenes finales. Secó su cabello castaño, se puso tenis, jeans y una chaqueta acolchada, no lo pensó demasiado, de todas formas tendría que cambiarse en algún rato.

-¡hey Adela! ¡ve a despertar a Denver!- gritó su madre desde el primer piso mientras se escuchaba que movía cosas en la cocina. Adelaida sin más preámbulo entró al cuarto de su hermano para encontrarse con una cabellera rubia larga esparcida por toda la cama.

Todo el mundo gritó y saltó cuando Adelaida encendió la luz, agradeció de que estuvieran vestidos en aquella ocasión.

-nos vamos- dijo Adelaida haciéndole presión a su hermano quien de inmediato miró su teléfono en el velador mientras Stephanie se levantaba rápidamente mientras intentaba peinarse.

-demonios- maldijo él. Simplemente se puso jeans y una sudadera justo cuando el chofer que nos habían enviado tocaba la bocina desde fuera de la casa. La chica se puso lo primero que encontró rápidamente y en cosa de segundos su hermano la estaba despidiendo afuera listo para subirse al auto que los llevaría rumbo al palacio.

-¿por qué no la llevas hoy?- preguntó Adelaida mientras empujaba a su hermano aún dormido dentro del auto

-porqué no estoy seguro de ella aún- su madre bufó mientras se subía en el asiento delantero- ¿vamos?

NormanbyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora