One-shots: Romance en la Mazmorra

Lefiya: Por una vez (2)

Nota: No me gusta hacer segundas partes de one-shots, siento que le quitan la gracia a lo que es uno, pero en realidad, por esta ocasión, realmente quería continuar este, solo con este capítulo. El siguiente, seguramente sea de Freya, aunque no prometo nada.

...

Todos hemos tenido esta clase de momentos.

Momentos en los cuales actuamos por impulso, sin pensar en las consecuencias que podrían traernos nuestras palabras y nuestras acciones. Después de todo, todos somos seres humanos, y abecés los sentimientos son simplemente incontrolables.

Tan incontrolables que uno no puede ni imaginárselo. El enojo, la alegría, la tristeza, y el amor. Todos son sentimientos que conocemos, ya sea que los hayamos experimentado o no, en caso del amor por ejemplo.

Solo aquellos que lo han experimentado comprenden lo aterrador que este sentimiento podría llegar a ser. Las locuras que te lleva a cometer, y lo ciego que puede volverte.

Sin embargo, a pesar de saberlo, las personas siguen cayendo en este sentimiento, pues como ya había mencionado, es un sentimiento incontrolable. El cual llega sin previo aviso y sin cuidado.

Provocando que una persona haga más de una locura cuando cae en el mismo. Tal y como Lefiya lo hizo.

Pues en un momento, cegada por ese fuerte sentimiento que surgía de su interior, y sin pensar en lo que sus acciones conllevarían al futuro, ella revelo sus sentimientos de una forma peculiar, queriendo disfrutar ese pequeño momento y luego olvidarlo.

Cosa que sonaba razonable en su mente durante ese momento, solo por una vez, solo una vez, ella se dejaría llevar y después de ello todo regresaría a la normalidad. Eso era lo que ella pensaba de corazón en su estado de confusión causado por el amor y la indecisión.

No paso mucho tiempo hasta que la realidad la golpeó en la cara, y de una forma en la que no sabía si debía de reír o llorar.

Pues la decisión que tomo en ese momento ahora la mordía, poniéndola en su actual situación.

Una situación en la cual ella no tenía escapatoria. Los delgados pero fuertes brazos del albino delante de ella ya habían cortado sus rutas de escape, y ella lo sabía. La pared detrás de ella también lo confirmaba. Este era un perfecto Kabe-don a dos manos.

Por lo que, todo lo que pudo hacer fue mirar hacia adelante, admirando con el aliento entrecortado como el rostro del albino se mantenía firmemente a centímetros del suyo. Era imposible mantener el sonrojo que se formaba en cada parte de su cara. Desde sus mejillas hasta sus orejas.

"¿Por qué escapas de mi Lefiya?"

"T-Tu, ¡M-Me tienes en esta p-posición y aun así lo preguntas!"

Ella no pudo evitar gritar, entre avergonzada y enojada, aunque su enojo rápidamente fue consumido por su vergüenza, cuando los hermosos ojos rubí del albino miraron al color azul de los suyos.

Dando una mirada llena de calidez y afecto.

Eso era trampa, ¿Cómo podía ella molestarse con el cuándo la miraba de una manera tan tierna? ¡Exigía que el arbitrio sacara la tarjeta roja a este tramposo y sensual conejo!

Lefiya frunció los labios cuando el albino sonrió, pareciendo divertido por sus reacciones. El realmente se había convertido en un conejo descarado desde ese día, y ella no sabía cómo sentirse al respecto.

Porque una parte de ella saltaba de alegría cuando esto sucedía, mientras la otra la reprendía al saber que esto no debería de haber pasado. Se suponía que solo sería una vez.