En Nueva York, al volver del instituto, Cat y Ollie encontraron a su abuela como cada tarde, sola leyendo un libro. Llegó la hora de la cena y como Kate y Lucy no aparecían, empezaron a preparar una ensalada mientras Clara metía en el horno la carne para asar.
-Qué raro que mamá no haya regresado del trabajo -comentó Ollie.
-¿Y dónde se habrá metido tu tía? -preguntó Clara.
-Seguro que andan juntas -contestó Ollie sin darle importancia-. A lo mejor la tía fue a buscar a mamá al trabajo.
-Pues podrían llamar -protestó la abuela-. Para algo sirven esos teléfonos móviles que tienen.
En ese momento se oyó la puerta de la calle y risas.
-Hola chicas -dijo de pronto Lucia al entrar en la cocina seguida por su hermana-. Perdonad el retraso pero es que hemos estado de compras y luego hemos ido a tomar algo y nos hemos retrasado.
Lauren, divertida, observaba las caras de su madre y sus hijas.
-¿Mamá? ¿Tía Lucy? -dijo Cat asombrada, soltando la ensaladera.
-¿Qué tal nos veis? -preguntó Lucia-. Hemos pasado por la peluquería.
Ollie se acercó a su madre. Parecía veinte años más joven.
-Mamá estas guapísima, te queda genial ese pelo.
-Madre mía, hijas -protestó Clara-. ¿Pero qué os habéis hecho en la cabeza?
Boquiabierta, Lauren iba a responder, pero Cat lo hizo por ella.
-Pero abuela ¡si están fantásticas!
Ollie apenas podía articular palabra. De pronto, parecía que sus madres y sus tías habían decidido retarse a ver quién parecía más joven.
-Lucy, por la cara que tiene mamá, creo que no tendría que haberme cortado el pelo -se mofó Lauren.
-Pues yo te veo genial -aplaudió Ollie, al ver que su madre se había cortado el pelo como Meg Ryan; corto, despuntado y con unas mechas más rubias.
-Gracias, mi vida -agradeció su madre.
Cat, clavando la mirada en su madre, preguntó:
-¿Y dónde te has comprado esos vaqueros y esa camiseta verde? ¡Yo quiero una!
Lucia, encantada por el cambio que había conseguido en su hermana, reclamó la atención de sus sobrinas.
-Bueno, ¿algún alma caritativa que me diga algo a mí?
Ollie se carcajeó y a pesar de la cara de enfado de su abuela dijo:
-Tía, estás que quitas el hipo. El pelo rizado y pelirrojo te queda genial. Y
ese peto vaquero que llevas ya se sale de lo normal. ¿Dónde habéis ido de compras?
-Después de la peluquería y, tras un par de copichuelas, -rio al mirar a su hermana que no podía parar de reír-, la he llevado a una tienda muy alternativa. ¿A que es genial? -las niñas asintieron-. Mañana si queréis os llevo y compramos algo de ropa en esa tienda. Tienen cosas chulísimas.
-Quiero un peto como el tuyo -pidió Cat, que no le quitaba ojo.
Lauren, feliz, asintió.
-Pues mañana vamos y lo compramos.
-¿Y qué pasa? -expuso Clara-. ¿Habéis tenido que comprar los pantalones rotos? ¿Acaso no podíais comprarlos nuevos?
Todas sonrieron, menos ella.
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Las Princesas Azules también Destiñen
RomanceCAMREN G!P LOS DERECHOS ASU AUTOR ESTO ES SOLO UNA ADAPTACIÓN (BUENÍSIMA POR CIERTO)