CAPÍTULO 18

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Los días posteriores al regreso de Ollie, nadie de la casa quería preguntar por cómo estaban ni por cómo se las apañaban Camila y Verónica en la isla de Oahu. Pero cada una de aquellas mujeres se moría por saber qué estaba pasando allí. Ollie se lo puso difícil. Si querían saber que preguntaran y ella estaría encantada de contestar.

Ollie decidió imprimir las fotos que había hecho durante las vacaciones, y después de recogerlas se divirtió con su amiga Sira revisándolas. Como ya se imaginaba Ollie, cuando vio a su Madre y a su tía se quedó impactada. Los mujeres trajeadas que había conocido durante años, se habían transformado en dos atractivas y sexys mujeres.

Aquella misma tarde, cuando llegó a casa, se guardó las fotos en el bolsillo de la camisa vaquera que llevaba. Pero se aseguró de que su abuela y su hermana Cat se fijaran en como asomaba la publicidad de la tienda de fotos. La primera en preguntar fue Cat, que después de la cena se dirigió al cuarto de su hermana y llamó a la puerta pidiendo permiso para entrar.

—¿Qué haces? —preguntó Cat, al entrar en la habitación.

Recogiéndose el pelo en una coleta alta Ollie respondió:

—Iba a conectarme a Internet para hablar con Mamá. ¿Quieres hablar tú con ella? Estoy segura de que le encantaría.

Se moría por hablar con su madre y su tía. Les añoraba muchísimo. Pero su propia cabezonería le impedía reconocerlo delante de los demás, así que respondió:

—No, déjalo no me apetece. Pero… pero dale recuerdos de mi parte.

—Ok. Tú te lo pierdes. Pero es una pena que no quieras hablar con ella, se pondría muy contenta —y mirándola fijamente le preguntó—: ¿Por qué eres así con mamá C? Ella nunca te ha tratado mal. Al revés, te adora.

Cat se sentía confundida, pero quiso dejar clara su postura.

—Se ha portado como una cabróna con mamá y con nosotras. Nos ha abandonado para vivir con su nueva familia y…

—No estoy de acuerdo contigo —cortó Ollie—. Efectivamente, con mamá no se ha portado bien y eso nunca se lo perdonaré. Lo que me molesta que mamá no le insulte y tú, en cambio no dejes de insultarle cada vez que te refieres a ella. Y sobre eso que dices que nos ha abandonado… No. No. Y no. Mama C no nos ha dejado y te aseguro que su decisión le duele a ella más que a nosotras. Pero claro, hay que ser un poco adulta para entender que tú y yo tenemos una madre, una abuela y una tía que nos cuidan y esos niños no tenían a nadie excepto a su Mama. ¿Qué esperabas que hiciera? ¿Que los abandonara? ¿Que pasara de ellos como si no existieran? Oh, Cat… qué poco conoces a mamá. Y respecto a Sasha y Tommy eres una idiota por no querer conocerlos. Son unos niños maravillosos y lo que más me joroba es saber que si les conocieras te gustarían y…

—Tú qué sabrás si me gustarían o no —cortó malhumorada.

—Claro que lo sé —respondió al ver a su hermana a punto de llorar—. Te conozco y sé que lo estás pasando mal por todo lo que ha pasado. Quiero que sepas que yo también la echo de menos, y mamá, la abuela, e incluso la tía Lucy —sonrió al nombrarla—. Pero las cosas han salido así y tenemos que asumirlo. ¿Acaso crees que yo no me enfadé con ella cuando pasó todo? ¡Pues claro que me enfadé! Se lo dije y hablamos.

Pero tú huiste del problema como sueles hacer siempre. Yo no soy como tú. Yo no huyo. Yo me quedo y afronto el problema e intento resolverlo. Y aunque no me gustó la determinación que ellas tomaron, la acepté porque era lo que ellas habían decidido. Y antes de que digas alguno de tus borderíos, quiero que sepas que me niego a creer que porque mama C y la tía Vero decidieran cuidar a esos pequeños no me quieran a mí. Sé que me quieren y me lo han demostrado siempre. Incluidos estos días que he estado con ellos en Oahu o ahora que he vuelto a casa.

Las Princesas Azules también DestiñenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora