Capítulo 3: Infiltración y revelación

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Acababan de dar las 09:30 p. m./21:30. Aquello suponía que había llegado el momento en que Josemi se marcharía de casa para "irse a cenar con sus amigos", tal y como le había dicho a su madre. Pero no era así, pues recordemos que planeaba entrar al instituto para recuperar al perro que conoció el día anterior. Así que Josemi salió por la puerta de su dormitorio y se despidió de su madre, quien le dijo lo siguiente:

—¡Recuerda, nada de llegar tarde! —le espetó a su hijo mientras éste se dirigía a la puerta de la casa. Pero antes de que la abriese, la mujer volvió a hablarle—. Oye, ¿por qué te llevas el skate?

—Oh, bueno, es que voy a practicar unos trucos que he aprendido con los chicos y no te preocupes, mamá, creo que iremos a tomar unos bocapizzas (1) o algo barato, ya que parece ser que Fran vuelve a tener poco dinero —le dijo con un tono inocente, a pesar de que le estaba mintiendo—. ¡Hasta luego! —dijo mientras cerraba la puerta y empezó a bajar las escaleras con rapidez—. Bien, ahora ha llegado la hora de intentar entrar en el instituto para encontrar al perro y llevármelo a casa para que esté a salvo... —dijo en sus pensamientos.

Entonces, tras abrir la puerta del bloque de apartamentos, Josemi se dirigió hacia la puerta central del instituto, la cual estaba cercada por la misteriosa barrera que había aparecido por la mañana. Nuestro protagonista volvió a fijarse en la cerradura que había y justo cuando iba a sacar la llave, apareció alguien. ¡Era "Jeffrey", el camello del instituto! ¿Qué podría querer de Josemi ahora? Aunque, bueno, siendo la hora que era, era obvio el qué podría querer.

—Hey, ¿qué haces aquí? No te había visto esta mañana... —dijo Josemi al muchacho de piel más o menos oscura.

—No me jodas que ha vuelto a pasar esto... —comentó el camello al quedarse embelesado con la barrera.

—¿Disculpa? ¿Qué quieres decir? —preguntó Josemi ladeando la cabeza, otra vez desconcertado.

—Hace 20 años pasó esto mismo. Aparecieron unas barreras por distintas partes de la Tierra. Menos mal que un viejo conocido que se apellidaba "Regadera" fue el que venció a los bichos que las pusieron, los Astetrum Aliformon, y consiguió expulsarles de nuestro planeta. O eso se creía, ya veo que ahora me había equivocado, joder, no puedo creerme que hayan vuelto... —explicó "Jeffrey" mientras cruzaba los brazos y negaba con la cabeza.

—¿Regadera, dices? Anda, qué curioso, así se apellida mi "profe" de Lengua Castellana y Literatura. Lo mismo fue algún pariente de él, no sé... —comentó mirando al camello—. En fin, estoy aquí porque creo que mi perro está dentro del instituto. ¿Crees que podrías echarme una mano y ayudarme a abrir la barrera? —preguntó hasta que se dio cuenta de una cosa—. Espera un momento, dices que esto pasó también hace 20 años. ¿Cuántos años tienes? Si se supone que tú y yo tenemos la misma edad... —alegó extrañado ante la previa declaración del contrario.

—Tío, se supone que debería tener 36 años, pero no he podido envejecer por razones que no puedo revelarte... —le explicó riéndose mientras encogía los hombros. Ante lo cual, Josemi enarcó una ceja por aquella respuesta—.

En fin, ignora que te haya dicho eso, ¿vale? Yo sólo sé abrir un porro y liarlo, pero si quieres un consejo, te adelanto que, si ha pasado igual que hace 20 años, deberás conseguir una serie de llaves para ir abriendo algunas de las distintas barreras que hayan podido poner esos bichos, tal y como hizo Regadera. Y había otra cosa más que tuvo que conseguir, pero no recuerdo el qué... —le comentó mientras se llevaba la mano a la barbilla, tratando de recordar qué era la otra cosa—.

No, ahora no me viene a la cabeza, pero podrías empezar por ir al barrio de Cañero. Recuerdo que Regadera encontró la primera llave allí cuando fue hace 20 años, aunque... —le empezó a sugerir a Josemi, pero éste le interrumpió.

Life is a Dream for the DeadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora