<<Instruye al niño en el camino correcto
y aún en su vejez, no lo abandonará>>
Proverbios 22: 6
Tribunal de la Santa Inquisición, Ciudad de Alcaraz. Año de 1492.
Auto de fe contra Mayor González de Montiel.
Juan de Churruca ejerciendo como acusación contra doña Mayor González de Montiel, viuda del bachiller Ruy González de Llerena, y que era conocida por el populacho como <<la Condenada>>, leía el Auto de fe dictado contra ella. Sus hijos, que habían declarado en contra de la condenada, escuchaban como eran expropiados todos sus bienes y en especial, la propiedad de la Pinilla, la más rica de todas.
Ambrosio de Llerena se mantenía firme mientras escuchaba la ruina de su familia. Sabía que su madre había sido torturada y que solo habría confesado cuando las fuerzas la hubiesen abandonado. Su madre no era judaizante, de eso estaba seguro. ¿Quién se hubiera atrevido a practicar las costumbres judías teniendo por vecinos a los inquisidores del Santo Oficio? Aquello era una venganza pura y dura. Habiendo ostentando su padre el cargo de secretario del Marqués de Villena, solo era cuestión de tiempo que el peso del Santo Oficio y de los reyes Isabel y Fernando recayera sobre su familia. Habían luchado en el bando contrario y habían perdido. Y siendo su madre una viuda de notables bienes, no solo era objeto de la envidia y la codicia de familias de cristianos viejos, sino también era el objeto de rencor de los propios reyes por haber servido al linaje de los Villena.
Su madre no había guardado el ayuno mayor, ni había encendido candiles la noche del viernes, ni tampoco había dado la bendición judía al despedirse, ni apartaba la grasa de la carne, ni recitaba oraciones judías... todo era un ajuste de cuentas.
En ese momento, la voz del bachiller Gonzalo de Velasco se escuchó alta y contundente:
—Dada la gran cantidad de testigos y la confesión de la acusada, se declara culpable de judaizar de acuerdo a las pruebas aportadas. Quedándose probado que la acusada, doña Mayor González de Montiel, siguió la doctrina hebráica y realizó sus ritos y continuó con sus preceptos y ceremonias. Por lo tanto, en presencia de los señores Inquisidores y dando su consentimiento, don Pedro Díaz de la Costana y Vasco Ramírez de Ribera se confiscan todos los bienes que pasarán a manos de Pedro de Bustos, vecino de la ciudad de Alcaraz.
Ambrosio de Llerena contuvo la respiración al escuchar el nombre. Ya sabía quién había sido el principal acusador de su madre. Bajando la barbilla al pecho, cerró los ojos y terminar de escuchar el auto contra su familia.
Ciudad de Úbeda (Reino de Jaén), Año de 1493.
Habían pasado casi doces años de aquellos recuerdos infantiles en el que de niño jugaba con su hermano Juan a tirarse por aquellas cuestas; o de cuando perseguían gallinas y pavos, y algún campesino que otro los había pillado y apaleado hasta que los había hecho sangrar. Mucho tiempo desde aquel falso enamoramiento juvenil, que le había abierto los ojos a la cruda realidad de la vida. Pero había aprendido algo de aquello: a no confiar nunca en nadie, y sobre todo si era mujer. Siempre que alguien tocaba ese tema, se había pavoneado frente a sus amigos diciendo que no era hombre que tuviese esposa y en cierto modo, era cierto. Solo había querido a una y había resultado ser una farsante que había jugado con sus sentimientos. Sabía que posiblemente Elvira viviría en Alcaraz junto a su acaudalado e hidalgo esposo, pero ya nada le importaba. A pesar de que se había jurado y perjurado que jamás regresaría, un extraño anhelo por ver a su padre y de pasar sus últimos años de vida con él, habían sido motivos más que suficientes para hacerlo regresar a aquellas tierras.
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FALSO JURAMENTO DE AMOR # 3 SAGA MEDIEVAL (completa)
Historical FictionElvira García de Llerena sobrevive a duras a penas tras la caída en desgracia de su familia. Descendiente de una judía conversa hereje, vive apartada de la vida con la única compañía de su hijo Gabriel. Sin embargo, los últimos acontecimientos surgi...