La esposa del Diablo: Purgatorio [ 2 ]

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Ian
25 de Diciembre de 2021 (Horas antes del evento)

Toda la vida espere tener todo lo que ahora tenía, lo mejor de todo es que no tenía rival alguno que pudiera vencerme porque me aseguré de dejarlos enterrados y ahora puedo disfrutar sin nada que me preocupe...

A excepción de ella.

Tenía tanto buenos recuerdos con ella que me era difícil hacerle algo, lo intente más de una vez y al final siempre me arrepentía. Ya no era amor, pero tampoco era odio. No se que es exactamente pero es lo único que la que la mantenía con vida.

—¿Quieres mi opinión? —nado a la orilla de la alberca y me sostengo para ver a la mujer que yace recostada en una tumbona—. Muchas mujeres fuerte inician estando rotas y vaya que hiciste todo con tal de romperla, pero mírala ahora, nos está dando batalla. Y eso ante mí la hace grande y digna de respetar, esta atacándonos con todo y eso es algo que no podemos dejar.

—Eso me suena a manada y mi memoria solo me tiene a mí haciendo todo el trabajo. —me quejo y la morena ríe—. ¿Cuando se supone que harás algo, Koa? —salgo de la piscina y y el agua escurre por mi cuerpo, la castaña me mira con una sonrisa y la verdad es que nada más la tengo conmigo por conveniencia—. Habla.

—No seas tan aguafiestas, cariño. Mira que hasta ahora he hecho un buen papel de la prometida perfecta. Eso y que estoy provocando a tu mujercita. —se burla y la miro mal—. Caroline es inteligente, se nota y con todo lo que está haciendo me queda más que claro que para ir en contra de ella, tienes que deshacer de esa obsesión que pasa por tu cabeza por ella y conseguir algo con lo que puedas detenerla. De otra forma, te va a ganar y eso no le conviene a nadie.

Tomo la toalla que esta en la silla de playa y me siento para poder pensar en lo que debía hacer. Koa no era ninguna estúpida y no es la misma mujer que conocía antes, cosa que me gustaba porque era muy buena aliada.

La morena era astuta, inteligente y mala en un nivel nuevo que me convenía tener en mi lado. Los años de castigo que le dio Charles le enseñaron muchos trucos y a usar más de una cara para lograr sus objetivos sin tener que involucrarse del todo.

Y la máscara que le tocaba portar ahora era la típica mujer envidiosa y llena de veneno, era lo que quería darle a Caroline. Un rostro con el que se pudiera desquitar mientras yo me ocupaba de otras cosas, porque no necesitaba que se inmiscuyera en mis otros negocios aparte del vino.

Pero la morena tenía razón, debía sacar de mi ser lo que sea que aún sentía por Caroline o esa sería la condena que me pondría fin. Ella esta más que furiosa y sé que no quiere meterme a la cárcel, se le nota en los ojos el odio y la rabia que me tiene.

—Ataca a uno de sus amigos, lo mismo hiciste con Charles y funcionó. —su tono es cínico y su mirada destila arrogancia—. ¿Qué no mataste a Aldrich con tal de que no te delatara? Y vaya que hiciste un buen trabajo, mira que han pasado años y nunca te han culpado por ello.