[ D I E C I N U E V E ]

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[ RECUERDOS Y PROMESAS ]


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Narrador omnisciente


31 de Diciembre de 2021


Se ha sabido desde siempre que Charles no era la clase exactamente de hombre romántico con el que muchas soñaban, no era el príncipe azul del cuento, así como tampoco el cursi ni mucho menos un hombre al cual le gustara demostrar sus demostraciones de afecto ante un público.

No era el la clase de persona que te regalaba rosas por tu cumpleaños, ni chocolates por su aniversario o regalos comunes. No era simplemente así...

Pero si era la clase de hombre que podía dar regalos ostentosos y significativos, era la clase de hombre que se volvería héroe o villano por la mujer que amaba. Era la clase de hombre que amaba de la misma forma en que un adicto amaba la cocaína, un alcohólico el licor o el diablo al infierno.

Así como se ha sabido que Caroline no era exactamente la princesa del cuento, ni la damisela en peligro a la que debía de rescatar el príncipe azul de la torre. Tampoco era la mujer callada e inocente que muchos creían. Así como tampoco la más honesta, ni la más buena.

Sin embargo, si era la clase mujer que podía hacer de todo por ti cuando eras parte de su vida, de su corazón. Era la clase de mujer que dejaría de ser ángel con tal de pertenecer al lado del diablo. Era la mujer que se convertiría en la villana con tal de proteger a su amado.

Y sí, tal vez era común ver amores así, tal vez no, pero sin duda alguna no existe otro Charles que pueda amar con tanta intensidad a Caroline y no existe otra Caroline que sea capaz de destruir el mundo por Charles. Para ellos no hay otros, solo ellos y así sería toda la vida.

Charles no era el príncipe y Caroline no era la princesa, no provenían de un cuento de hadas y tampoco lo querían vivir pero Charles si era el diablo y Caroline la mujer que conquistó su corazón, eso los convertía en rey y reina.

No del cielo, no del purgatorio pero sí del infierno.

Y juntos no había nada que los pudiera detener, ni que pudiera meterse entre ellos.

—¿Estás seguro de eso?

—Ya me harté de esperar por este momento, Jaxon.

—Se hará como tú ordenes.

—Consígueme al tipo que te pedí, reúne a la gente y... reza porque mi plan salga bien.

Jaxon sonríe y asiente. Él sabía que todos estaban esperando este momento, así como suponía que ella ya se había hartado de esperar y sabiendo que en cualquiera momento las cosas se podían complicar más, era obvio porque Charles no quería perder tiempo y aunque el pelinegro no dio aviso a la castaña, esperaba que supiera que hacer cuando el momento llegara.

La esposa del Diablo: Purgatorio [ 2 ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora