[ D I E C I S I E T E ]

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[ UN GALÉS Y UN CUENTO ]


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James

Lo cierto es que me han llamado muchas cosas como asesino, ladrón, criminal, hijo de puta, jefe, líder, prometido y demente pero ninguna de ellas me molesta, no tienen nada de mentira y a mí no me gusta mentir porque no lo tolero, así que lo acepto sin remordimiento. Sin embargo, de todas ellas hay una que me pone furioso porque sé que no lo soy.

Y esa palabra es cobarde.

Porque para ser sincero, ¿quién es el cobarde? ¿Qué es ser cobarde para la gente? ¿El que se permite sentir y aun así es capaz de todo? ¿O aquél que no siente su propio dolor?

Para mí, los cobardes son aquellos que se limitan a sentir. Aquellos que dicen y juran ser los mejores, los grandes y como son así, no pueden sentir dolor o demostrar afecto por alguien y dejan que los problemas los sigan, y la verdad es que eso es una tontería por no decir malas palabras.

¿Es qué eso los haces inmortales o qué? Me cuesta trabajo entenderlo, no voy a mentir porque mi padre no me crió para ser un cobarde que huye de sus sentimientos o de los problemas.

Y por ello estaba dando la cara como lo que era y como lo que siempre he sido, un asesino que ahora con tal de salvar la vida de su hijo, se unió a unas de las mafias más peligrosas en el mundo.

«La Bratva»

Pero aun con todo ello sé que hago lo mejor porque no lo hago por mí, sino por mi hijo y por Caroline, que a pesar de no amarme más la sigo queriendo porque me ha dado todo lo que me ha hecho feliz y estoy agradecido por ello.

— ¿A dónde vas?

Miro de reojo a la mujer que ha entrado al garaje de la casa y meto la mochila negra, en el coche que Caroline me ha prestado.

—Por ahí. —Respondo y ella se recarga en el coche mirando con esos ojos cargados de audacia—. ¿Necesitas algo de mí?

—No realmente, pero estoy aburrida de estar aquí leyendo libros o jugar a la casita y Charles se llevó a Caroline a pasear, mientras tanto Lyle hace de niñero con Evan. —dice mirando sus uñas—. Así que se me ocurrió que podríamos pasar el día, tomar un trago o ir a comer.

— ¿Cómo una cita? —ella sonríe burlona pero asiente.

Lo gracioso de conocer a esta mujer es que me la habían pintado como si fuera un tempano de hielo, sádica, cruel, la mejor general mujer y agente en Rusia de la división uno, casi como el mismísimo diablo.

Y lo es, pero en versión femenina.

Amara Markova era una mujer que no conocía límites cuando buscaba algo o quería obtener beneficios propios, era astuta, audaz y feroz. Y lo que más me encantaba de ella era que tenía compromiso y era leal con quién quería.

La esposa del Diablo: Purgatorio [ 2 ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora