[ S I E T E ]

1.3K 121 24
                                    




[ ELLOS ]

Caroline

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.




Caroline

El frío de diciembre está cada vez peor y las calles de Manhattan ya comenzaron a taparse debido a las nevadas que ha habido estos últimos días. Mismos donde no he podido pegar el ojo desde que aquel intruso se metió a mi hogar. ¿Quién mierda se creía?

Si Ian lo mando debe creer que soy muy débil como para no defenderme, incluso cuando estuve apunto de matarlo, pero esta bien. Que siga creyendo que puede destruirme a mí, ya veremos como las cosas se pondrá para él. 

Cree que voy a dejar pasar esto, pero no es así. 

—Te ves tensa.

—Mira quien habla —respondo y la rusa me sonríe con burla. Hace poco está aquí y me gusta su compañía—. Mi cuento es el de siempre, ¿Qué hay de ti?

—Las cosas se están complicando y la gente a mí alrededor no hace más fácil todo. Y se pondrá peor porque iré a Alemania dentro de un par de semanas. Tengo un asunto pendiente por allá y no podré estar viniendo como hasta ahora —se sienta en la cama y sostiene a Evan contra su pecho. Le gustan los niños aunque no lo admita—. Preferiría no tener que ir, pero trabajo es trabajo.

—Se supone —digo—. Y supongo que ahí estará el tipo ese, ¿No? ¿Cuál era su nombre? 

—Nicholas Kaiser, uno de los que me condenó —el tono que emplea es hostil y sin duda alguna nunca quiero hacerme su enemiga, porque como amiga era excelente y como enemiga debe ser seguramente letal—. La historia es larga, que te baste con que sabes como salí y ya.

—Estoy bien con eso, es tu decisión y yo la respeto —suspiro—. Y también me contaste lo que pasó en Alemania hace unos años, por ende, sé quién y que te hizo ese tipo —ella se queda quieta. No le gusta tocar el tema, lo sé y por ello no lo hago—. Sé que fue duro y no te obligaré a contarme más, pero sabes que estoy para ti, ¿No? —no dice nada otra vez y solo arrulla a Evan—. Amara.

—Lo sé, pero como se lo dije a Charles, no te apegues a mí —responde seria—. Nadie debería hacerlo, bien sabes que mi trabajo requiere muchos sacrificios para cierto beneficio y no siempre saldré victoriosa —desvía su mirada y mira a mi niño—. Y menos si voy a Berlín. Es un nido de traidores que me dio la espalda hace cuatro años, sé que lo volverán hacer si me descuido y no es algo que quiera repetir.

Y tiene razón, yo tampoco iría confiada sabiendo que me dieron la espalda. De por sí, Amara era bastante rencorosa. El que la hayan traicionado antes, ya los condenó con ella y le doy la razón porque lo que le hicieron no fue justo.

La esposa del Diablo: Purgatorio [ 2 ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora