Adrien no creía que fuera como debía ser un Alfa.
Los alfas debían ser confiados, independientes, fuertes. Puede que tuviera todos los rasgos físicos, pero si le preguntaban, diría que el único momento en que sentía la necesidad de dominar o ser mejor en algo era cuando se dedicaba a la música – a tocar la guitarra o el piano para ser exactos. De haber vivido en la época en la que los alfas necesitaban pelear para sobrevivir, estaba seguro que habría muerto a los doce años, justo después de desarrollar el característico aroma de un Alfa.
Quizá su lobo interno era un endeble.
Esta era parte de la razón por la cual, cuando estaba yendo a su departamento y vio la puerta de enfrente abierta en donde una bonita omega estaba cargando una caja, lo mejor que pudo hacer fue congelarse y mirarla.
La chica estaba de espalda a él, y Adrien vio ansioso su delgada figura. Era bastante más pequeña que una Omega normal, y usaba una blusa negra, y unos bastante ceñidos jeans que permitían que Adrien admirara su bonito trasero.
La omega no notó que estaba siendo observada hasta unos segundos después, cuando giró y dejó caer la caja que estaba cargando, asustada.
Adrien estuvo hipnotizado un momento al verla, definitivamente era hermosa. Sus rasgos eran suaves, y su sedoso cabello oscuro contrastaba con su pálida piel y sus ojos profundamente azules. Sus labios eran tentadores...
Retrocedió, nerviosamente colocando sus manos contra su pecho. Sus ojos miraron frenéticamente alrededor como si buscara una ruta de escape y fue entonces que Adrien salió de su estupor. Alzó rápidamente las manos en un gesto de paz.
—¡Lo siento! Lo siento si te asusté. Vivo aquí,— señaló su propia puerta. —Estaba sorprendido de ver a alguien aquí,— explicó rápidamente. —Y... ¿acabas de mudarte?
La omega parpadeó dos veces antes de sonrojarse – haciendo que Adrien sintiera que se derretía por dentro, teniendo ganas de hacerla pequeña y guardarla por siempre en su bolsillo.
—Sí...— susurró, bajando la mirada.
—¿Cómo te llamas?— preguntó con una sonrisa.
—...Marinette...— murmuró como si no estuviera segura de que ese de verdad fuera su nombre.
—Soy Adrien.— Marinette alzó la mirada tímidamente y el Alfa sonrió. —Mucho gusto, Marinette.— agregó, y se encontró a sí mismo mirándole discretamente el cuello. No tenía ninguna marca.
Genial... Espera... ¿Por qué sería genial?
Hasta ahora, Adrien nunca había pensado en serio tener 'mate' al que reclamar y marcar. Esa era una de las cosas que veía en un futuro distante, pero que no sabía cuándo o cómo sucedería – y no creía estar listo aun.
Audibles pisadas subieron las escaleras y de pronto tres jóvenes alfas estaban de pie en el pasillo.
—¡Adrien, llegó la comida!— uno de ellos dijo. No era muy alto y tenía el cabello rojizo y era atractivo.
—Oh, ¿quién es ella?— un castaño preguntó en dirección de la omega.
—Se llama Marinette, acaba de mudarse a este departamento.— Adrien dijo, señalando al departamento y a la paralizada omega, quien los miraba con miedo. Adrien suponía que ser omega, no estar marcada y estar rodeada por cuatro alfas, intimidaría a cualquier otro en su posición.
—Vaya... hola, Marinette,— el pelirrojo dijo seductoramente, dando un paso más cerca. —Soy Nathaniel, a tu servicio. Ya sea que necesites ayuda para cargar las cajas que vi en recepción o un 'mate' con buenos genes para reproducirte, estoy aquí para ti.
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The omega next door (OMEGAVERSE) [Adrinette]
FanfictionSummary: La forma de ver el mundo para el Alfa cambió cuando cierta adorable omega se mudó al departamento de enfrente. Disclaimer: OMEGAVERSE Portada hecha por: @KatuSegura1 Me encanto. Muchísimas gracias. *.◦ °◦✯◦°◦*◦ °◦✯◦°◦.**.◦ °◦✯◦°◦*◦ °◦✯◦°◦.*...