05 | Nuestra esencia

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Un capítulo un poco más largo que el resto para compensar el que no pude subir la semana pasada :)


05 | Nuestra esencia



Cierro la puerta con cuidado en cuanto entro en casa para evitar despertar a Noah y a Nina. Me detengo en mitad del pasillo y me permito observar con calma todas las fotografías que decoran la pared. La mayoría de ellas son de Nina y sus hermanas, en algunas también salen sus padres y sus abuelos. Me encuentro sonriendo hasta que doy con una foto que se me clava un poquito en el corazón. No tardo en reconocer a los tres niños que sonríen a la cámara.

Liam, Nina y Luc se encuentran en la playa. Los dos primeros flanquean a Luc, sacando sus lenguas. Tienen el cuerpo lleno de arena. Luc, en vez de estar sentado como ellos, se halla medio tumbado, con mitad del cuerpo enterrado en la arena. Su sonrisa es divertida, parece reírse mientras estira sus brazos y coloca sus dedos en forma de cuernos tras las cabezas de sus amigos. No deben tener más de siete años.

Creo que es la primera vez que veo a Luc con los ojos llenos de felicidad, con un brillo pleno.

Saco mi móvil del bolsillo de mi pantalón cuando lo siento vibrar. Esbozo una sonrisa en cuanto leo el mensaje de Luc. Ha sido idea suya intercambiar nuestros números.

Luc: ¿Has llegado ya?

Yo: Acabo de entrar justo ahora, mira lo que estaba mirando.

Le envío una foto de la imagen de ellos tres juntos y apago el móvil.

—¿Dahila?

Me vuelvo hacia Nina en cuanto escucho su voz. Me mira con el ceño fruncido mientras se frota los ojos. Parece que se acaba de despertar porque ni siquiera se ha quitado el cubre ojos que utiliza para dormir y que descansa sobre su frente. No tarda en analizar mi ropa.

—¿Dónde te habías metido? —pregunta con la voz un tanto ronca—. He ido a buscarte a tu habitación pero no estabas.

—No podía dormir y me he ido a dar un paseo por la playa —explico acercándome a ella. Me sigue hasta la cocina y se sienta en un taburete—. ¿Acabas de despertarte?

Asiente a mitad de un bostezo.

—¿No se me nota? Mírame. —Señala su cara—. Seguro que parezco un globo.

Desde que comencé a vivir con ella me fui familiarizando con todas sus rutinas. Una de ellas es la que hace cada día nada más despertarse: se lava la cara, se hidrata la piel y acostumbra a aplicarse una base de maquillaje para taparse las pecas. No lo hace siempre, pero sí muy a menudo. No es algo que aprecie mucho de su cuerpo, hay días que lo tolera más y otros menos.

—No seas tonta. Estás preciosa.

—Solo tú puedes insultarme y halagarme con tan solo cinco palabras —murmura estirando sus brazos sobre la isla de la cocina y apoyando su cabeza en ellos.

La mayoría de veces es Noah el primero en levantarse, por eso siempre teníamos el desayuno preparado cuando se quedaba a dormir en nuestro piso. Yo estoy acostumbrada a comer un simple bol de cereales con leche por las mañanas, pero Nina siempre se decanta por los desayunos más completos.

Abro la nevera y cojo la leche para dejarla sobre la encimera. Le echo una mirada sobre mi hombro y veo que no se ha movido, ahora está con los ojos cerrados.

—¿Quieres que te prepare algo? No soy tan buena cocinando como Noah, pero siempre lo puedo intentar.

—No te preocupes —musita algo soñolienta—. Creo que hoy desayunaré lo mismo que tú.

Cuando salga el sol ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora