08 | Ojos que brillan

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08 | Ojos que brillan



Los pasos de ella eran titubeantes, como si avanzara por un campo de minas. Paseó la mirada por la estantería que tenía justo a su derecha para comprobar que nadie la estuviera observando desde el otro lado de la estantería. Estaba segura de que estaba sola en la biblioteca, pero ¿de dónde había venido ese extraño ruido que acababa de escuchar?

La luz natural que entraba por uno de los grandes ventanales de la sala le permitió ver una silueta desconocida. Un chico de tez pálida observaba el exterior con ojos vacíos. Parecía no haberla visto, ya que no se movió. Cuando ella se percató de que lo había estado observando demasiado, dio un paso atrás. Un tablón del suelo crujió. El chico se giró hacia ella.

—Ese es nuevo.

La voz que suena me hace salir de inmediato de la historia. Alzo la mirada hacia Luc, que se agacha justo delante de mí. Estoy por aconsejarle que vuelva al bar antes de que Liam se dé cuenta de que se ha acercado a mí, pero mis palabras se cortan cuando me tiende una botella de agua fría.

—Toma.

—¿Qué...?

—No sé cómo no tienes calor estando tanto rato al sol. —Al ver que no la cojo, la deja sobre mi toalla—. Bebe.

Estoy a punto de decirle que no debía molestarse por traerme la botella, pero en cuanto visualizó las gotas descendiendo por el plástico y el agua del envase, poco tardo en sentir mi garganta seca. Vale, quizá sí que tenga un poco de sed.

Luc sonríe cuando le quito el tapón y bebo hasta dejarla por la mitad. No me atrevo a mirarlo mucho y pensar en la razón por la que evito tanto sus ojos me da cierto vértigo. Ayer por la noche no pasó nada extraño entre nosotros, solo fuimos dos amigos conversando. Eso es lo que me repito continuamente, pero algo me hace sentir la noche de ayer como algo diferente. Como si fuera un secreto. Nuestro secreto.

—Gracias. No tenías que preocuparte —digo cuando veo que Luc no tiene la intención de volver al trabajo.

—¿Cómo no hacerlo? Liam me mataría si te diera algún mareo.

—¿Liam? —Alzo las cejas—. ¿Por qué haría algo así?

—¿No está claro? Está encantado contigo. —Se sienta sobre la arena y abraza sus rodillas—. Liam es muy sociable con todo el mundo, pero en realidad es muy estricto en cuanto a amistades se refiere. No acepta en su círculo íntimo a cualquiera.

—Y tú crees que me ha aceptado.

—No lo creo. Lo sé.

Meneo la cabeza y bajo la mirada hacia la arena. Empiezo a trazar líneas con mi dedo índice. No es que piense que Luc me está mintiendo, pero me cuesta mucho creerme que Liam me haya aceptado tan fácilmente. No creo que le caiga mal, pero tampoco creo que forme tan rápidamente parte de su círculo íntimo de amigos. Somos muy diferentes.

—No me crees —deduce al instante—. ¿Por qué no me crees?

—No es que no te crea...

—Pero no terminas de estar convencida.

No digo nada porque de repente se me hace difícil explicarme. Sigo dibujando formas sobre la arena para intentar distraerme un rato. El nudo de mi garganta me impide expresarme, hablarle sobre todos los golpes que recibí por aquellos a los que llamaba amigos, sobre todos los momentos en los que terminé entendiendo que difícilmente puedo encajar con alguien. Quiero contárselo. Quiero sacármelo de dentro. Quiero hacerlo. Pero el deseo de querer hablarle sobre una de las cosas que más inseguridad me hacen sentir me demuestra que todavía es algo que me cuesta digerir.

Cuando salga el sol ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora