Alguna vez te has puesto a pensar...... ¿Como sería estar en una situación erotica con un miembro de BTS?
Esta historia resolvera tus dudas, cada one shot tiene una historia e integrante diferente de Bangtan.
• Lenguaje vulgar y contenido +18
¡Si no...
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Gym
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Me desperté por el sonido de mi alarma en mi teléfono, estire mi mano hacia mi mesita de noche para poder agarrarlo y asi apagarla.
Abri mis ojos y prendí mi teléfono, el brillo hizo que cierre de golpe mis ojos, como pude le baje el brillo y una vez listo volví abrir los ojos, 6:00 de la mañana, buena hora para algunas personas pero para mi es horrible, pero se me hace tarde.
Me levanté de la cama y fui al baño para darme una ducha, baje a la cocina para prepararme un batido saludable, cuando lo termine fui nuevamente a mi habitación para colocarme un pantalón deportivo gris, un crop top gris con una paloma negra, me coloque mis tenis negros, agarre mi bolso donde metí mi teléfono, una toalla chica, alguna barra energética y unos guantes negros.
Sali de mi habitación y bajé corriendo las escaleras, agarre la botella de agua que llené cuando estuve en la cocina, me coloque mi gorra negra y sali de mi apartamento colocandole llave.
Coloque mi bolso en mi hombro y caminé hasta el elevador, presione el botón para llamarlo, me quede un largo rato esperando hasta que llegó y abrió sus puertas, ingrese y presione el botón de la recepción, las puertas se estaban por cerrar pero un pie junto con una mano lo impidieron.
—Lo siento— escuché una voz muy conocida para mí —¿Vas a la recepción?— acomodó su gorro negro hasta su frente tapando un poco sus ojos.
—Si— le respondi amable.
Solte un suspiro al reconocer a mi vecino Jeon Jungkook, el hombre que me tiene completamente loca y me provoca sueños húmedos y unas tremendas ganas de tocarme pensando en él.
Diablos soy como una adolescente hormonal, pero no me culpen, el chico es tremendamente sexy. Sus tonoficados muslos, sus brazos, sus dedos y su espalda hacen que moje mi ropa interior.
Sali de mis sucios pensamientos por su calida voz.
—¿Vas al gimnasio?— levantó un poco su cabeza para poder mirarme a los ojos.
