El día mas largo con un final inesperado

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¡Por fin encontró su tennis!

Ahora debía buscar a su idiota ex compañero para aventárselo a la cara.

Sakura se recargó sobre una pared mientras se ponía su zapato y fruncía el ceño, ansiaba devolverle el favor al hombre, ojalá encontrara otro delicioso chocolate para comerlo en su cara.

—Sakura. —Volteó y trató de no estremecerse al ver a Eriol—. Tomoyo quería que fuéramos a la casa de jardín, pero si no estás cómoda...

La aludida lo pensó un poco, ya tenía suficiente con estar en el mismo lugar que su ex novio, su ex roomie y su ex compañero; si fuera por ella se estaría retirando sin darle explicaciones a nadie. Pero su curiosidad era más grande que las ganas de ignorar a su inusual grupo de exes.

—¿Qué hay ahí? —cuestionó agachándose para atar su agujeta.

Eriol pareció titubear antes de responder—: Privacidad —a la par que se encogía de hombros.

Eso definitivamente se escuchaba mejor que seguir en una fiesta donde su pasado estaba empeñado en acosarla. Pero, cabía la probabilidad de que tendría que soportar a Syaoran... tal vez podría lanzarle el zapato.

—Por mi está bien, ¿tú quieres ir? —preguntó al incorporarse.

Su amigo la vio extrañado.

—¿Por qué lo dices?

La chica ladeó la cabeza, Eriol era experto en ocultar sus sentimientos, pero lo conocía demasiado bien, fruto de una amistad y de ese absurdo enamoramiento que guardaba en lo más profundo de su alma.

—Pareces... Atribulado.

El de lentes levantó las cejas con cierta sorpresa, ella abrió la boca para continuar con su argumento pero otra voz interrumpió.

—Eriol, querido, qué gusto verte —exclamó una mujer con mucha clase, de cabello negro y ojos ambarinos, al acercarse y darle un beso en la mejilla.

—Yelan, hola —titubeó él mientras veía a Sakura—. El trabajo me absorbe —justificó.

La mujer siguió su mirada y Eriol extendió la mano para tomar la de su amiga, la chica jadeó y se sonrojó, luego se odió por hacerlo. «Parezco puberta» pensó molesta.

—No sé si recuerdas a Sakura Kinomoto, ex compañera —dijo él pasándola al frente como si fuera un escudo humano.

Sakura lo vio contrariada, pues el rostro hermoso frente a ella no se le hacía conocido en lo más mínimo. Pero la mujer alzó levemente las cejas antes de darle una sonrisa, al parecer ella sí sabía quien era y estaba que se moría de vergüenza por no poder recordar quién estaba en su presencia.

—Claro que la recuerdo —replicó Yelan viéndola de arriba a abajo con una mirada calculadora, finalmente sonrió regresando la atención al de lentes no dándole tiempo a la castaña de saludar o algo—. ¿Has visto a Xiao Lang? Ese niño me está evitando.

Eriol negó mientras que Sakura entornó los ojos no pudiendo controlar lo que ese nombre y hombre despertaban en su interior.

—Seguro anda aventando zapatos ajenos por ahí —masculló sin pensar.

Su amigo se tensó a su lado mientras que Yelan la vio con aprehensión.

—¿Disculpa?

La chica soltó un pequeño bufido y levantó su mano.

—Ese hombre sigue siendo todo un caso, primero me quita el mejor chocolate...

—Sakura... —susurró Eriol tomando su brazo.

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