Lado de la historia

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Lien odiaba el café humeante. Tenía algún tipo de enfermedad que causaba que cualquier bebida o líquido caliente le terminara por revolver el estómago al grado de dolor. Aunque Meiling decía que era un exagerado que solo detestaba las cosas calientes.

Tomoyo bebía de su enorme taza mientras él mezclaba la crema batida en el frappé que pidió.

—Me siento mal por no saber mucho de ti a pesar de verte en las reuniones —dijo ella al bajar su bebida.

El chico se encogió de hombros; se había quitado el saco ya que no estaba acostumbrado a vestir ese tipo de ropa, lo peor era que la tendría que usar cada tanto y tanto.

Se preguntó qué diría Meiling al verlo.

—No hay nada especial; nací aquí, estudié aquí hasta que la presión me llevó a Tokio —titubeó—. Conocí a Sakura, luego a Meiling, regresé, fin.

Levantó la mirada y encontró que Tomoyo tenía la cabeza ligeramente ladeada a la derecha junto a discreta sonrisa.

—Meiling...

Lien le sostuvo la mirada y asintió con suma lentitud.

—Una amiga, la mejor... Creo que entró en la categoría de mejor amiga hace tiempo. —Trató de convencerse al mismo tiempo que a ella.

La chica le dio una mirada calculadora que le erizó la piel, ya le habían dicho que la mujer parecía tener un sexto sentido, pero nunca lo creyó hasta ese momento.

—Algo así como tú y Eriol.

Y el hechizo se rompió, Tomoyo bajó ligeramente la mirada antes de regresarla a él y sonreír con aparente tranquilidad.

—Oh, eso explica mucho —alegó—. Aunque no sé si Eriol puede entrar en esa categoría, a veces lo siento como un hermano.

«Nada peor que la brotherzone» pensó Lien al tomar la cuchara a su lado para comer el frappé.

—Eso es, ¿bueno? —preguntó en un susurro.

La pelinegra rio y bebió de su café.

—No me imagino la vida sin él, es como una presencia constante que me llena de seguridad —admitió al bajar la bebida.

Lien ladeó la cabeza.

—¿No deberías de sentir eso con Syaoran?

Tomoyo relamió sus labios fijando la mirada en su café.

—No, a Syaoran lo amo; a veces creo que he pasado una vida amándolo sin ser correspondida, y ahora que lo soy. —Se encogió de hombros—. No quiero exigirle mucho —musitó.

El chico frunció el ceño.

—¿Exigirle?

Tomoyo asintió y tomó la servilleta a su lado, se puso a doblarla con parsimonía.

—Syaoran es muy hermético, tiende a esconder sus sentimientos con todos; eso fue lo que me atrajo en un principio, que es misterioso. —Trató de sonreír pero le salió algo forzado—. Cuando es tierno me hace sentir que tenemos algo especial, ¿sabes?

Lien suspiró. La mujer frente a él le daba la sensación de que era una niña insegura.

—Llevan poco tiempo juntos —señaló mirando por la ventana a su lado.

Ella asintió y metió la cuchara en su bebida para moverla como si acabara de poner azúcar en ella aunque no fue el caso.

—Regresó hace poco del extranjero, yo estaba muy deprimida porque escuché que solo estaría unos días. —Le sonrío con un gesto entre culposo y animado—. Al final tomó las riendas de una parte de la empresa de su familia y ahora somos más que amigos.

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