Overlord x konosuba "Un nuevo rey demonio"

Arco 1: La llegada al nuevo mundo

A veces el mundo es bastante desconcertante, las historias en las vidas de cada individuo, entrelazadas por un hilo llamado destino. -Las fauces de lo inesperado y lo completamente planeado dejan al sujeto perplejo ante lo que no comprende.

La humanidad, la gente, las personas, almas que buscan la salvación, pero que al paso del tiempo pierden la esperanza de cualquier milagro.

Él era esa clase de persona, un ser quien perdió la esperanza y gano un desprecio por todo, aquel que por cumplir sus propósitos vendería su alma al mismísimo diablo, pero había una incongruencia, ¿por qué un ser tan poderoso necesitaría el alma de un perdedor?, ¿de un do nadie?

La respuesta era simple, no la necesitaba, el era un ser inútil, alguien que desde pequeño aprendió su lugar en el mundo, un mundo sumido en la oscuridad, corrupción e injustica, era por eso mismo que lo despreciaba todo; no importaba cuanto se esforzara nunca lograría nada.

Pero llego un día, juntando todo el dinero ahorrado durante su vida logro adquirir aquello que le daría un poco de tranquilidad a su desafortunada vida, el DMMORPGs "Yggdrassil" un juego donde saco a relucir su verdadero ser, la maldad encarnada que daría paz al mundo, o al menos eso era lo que pensaba, en verdad solo era una manera de desahogarse de la realidad de mierda en la que vivía.

Ese juego fue lo mejor que experimento, el encontrarse con sus "amigos" para explorar mazmorras, cazar a otros jugadores, o aventurarse a lo desconocido aun sabiendo los peligros que enfrentarían.

La época dorada de Ainz Oall Gown, el gremio de los tontos que se enfrentarían al mundo para demostrar su valía, pero... incluso el más hermoso sueño tiene que terminar.

Con el tiempo los miembros empezaban a dejar el juego, abandonándolo todo, todo por lo que habían trabajado, y él no fue la excepción, hubiese querido quedarse hasta el final, pero los cambios de horario en su repugnante trabajo además del sueldo cada vez más bajo, lo dejaron en un punto muerto.

Al menos al final del juego, quisiera haber visto a Momonga para agradecerle por todo, pero ese sueño no le fue conferido, ingresando su cuenta, ingreso al juego el ultimo día, con un equipo básico pese a ser un ser de nivel 100, pero que más se esperaba, él lo dejo todo en la gran tumba, o mejor dicho en las manos del líder.

Aproximándose para llegar, cruzo el gran pantano a una gran velocidad, rompiendo la velocidad del sonido, y superándolo con creces, algunos pensarían que sería mejor teletransportarse, pero desafortunada mente esa no era una posibilidad, el gremio está protegido fuertemente contra cualquier medio mágico no especializado.

Recorriendo los cielos de Helheim la noche eterna oculto su presencia de cualquier ser de bajo nivel, pero no de las bestias de mayor nivel.

Las grandes bestias no perdieron el tiempo, aproximándose a cazar a su presa, los dientes sedientos de sangre, goteando de ansias una baba repúgnate recorrieron los cielos a una velocidad impresionante, sus números incrementaban, cinco, diez, veinte, cincuenta, cien, sus ataques no se hicieron esperar, grandes bolas de fuego hielo ácido salieron disparados.

El demonio esquivo cada ataque ágilmente, y siguió su camino, no podía perder el tiempo, tan solo le quedaban cinco minutos, cinco minutos antes de perder el contacto con esa persona.

Los enemigos de niveles superiores a 70 siguieron su persecución, no tenía tiempo que perder, pero cada vez se hacía más difícil esquivar.

El demonio paro en seco dejando sorprendidos a sus atacantes, y segundos después la oscuridad del cielo fue cubierta de un rojo sangriento, los círculos mágicos se extendían kilómetros, y el olor a muerte cubría el aire.