Quisiera decirle que se equivocó, interpretó mal la noche que le conté mis miserias. No era una súplica para que se quedara, sino una invitación a que se fuera. Le mostraba en el mapa de mi vida las distancias en las que nunca necesité a nadie, que ya recorrí estas calles antes con la soledad de los vagabundos... ella solo vió a una de las tantas huérfana del cariño, una disléxica de los golpes, el susurro que siempre se queja, la lágrima rota por tanto gritar. Se perdió a la mujer con los pantalones de la vida rasgados por las rodillas, la que tiene manos que sueñan y olvidan su lección, esa que no se salta los charcos, la que tiene el pecho de acero y el corazón de plumas. Una vez ella me propuso amar su desastre de persona... luego lo propuse yo... pero tres demonios atrás ya se había marchado... y aquí estoy, con ganas de decirle todo esto en una conversación que no espero.
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Las veces que no grite mi tristeza
PoetryEscribí estas líneas con lágrimas en los dedos hasta que sequé mis ojos... tristezas me comprimían el pecho... un poema me atravesaba la garganta... y un recuerdo me cortaba las venas