La respuesta por escrito

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Quisiera, a veces, saber por qué seguimos en el mismo camino. Esas niñas que podían matar las horas sin herir a la eternidad... se han ido; una, solo cumplió años... la otra, realmente creció.
¿En qué punto pasaste a restarme? ¿Cuándo dejaste de sumar? ¿En qué segundo del recorrido te adueñaste de mis decisiones? ¿En qué kilómetro del reloj dejé que lo hicieras? Pudiste ser la persona más importante para mí... pero tú preferias ser la única... y yo, yo no podía pasar toda la vida pagando mi fianza. Con tu actitud saqué mi indulto, probaste tu fuerza poniéndome a elegir entre lo que me hacía feliz y lo que te hacía feliz. ¡Felicidades! En cierto modo lo conseguiste.
Me gustaría que me pusieras a elegir entre tú y la poesía... estaré encantada de enviarte la respuesta por escrito.

Las veces que no grite mi tristezaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora