Tempus mutata est tibi

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Pasó el tiempo y nos volvimos a ver... tú, con más tatuajes... yo, un poco más flaca. No pensé reencontrarnos de nuevo en una situación con besos comprometidos... y debo decir que, el tiempo, sí hizo lo suyo... tú besaste a la misma persona que en marzo te despidió... y yo, besé los labios de mi triste realidad. Esa boca no era la tuya... o tu cuerpo no era el de esa boca. Es imposible que el hielo roce con tanta delicadeza y calor otros labios... nunca lo había notado. Para tu boca no pasaron los meses, gracias a ella noté el cambio con mis propios labios... ahora lo cierto es que, cada vez, te conozco menos y te recuerdo más.

Las veces que no grite mi tristezaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora