El comienzo de todo.

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En una preciosa noche, dónde la luna, imponente en el cielo, brillaba tenuamente al son del canto de los grillos, y el cálido viento de aquel clima de verano....

Ojalá aquella noche, hubiera sido tranquila para la pequeña barriada de  "Las Liebres", en Córdoba. De haber sido así, la gente estaría, sumamente profundizando en su sueño, mientras la brisa les acariciaba la piel.

En el tercer piso, había un bloque, en el que habitaba la familia que, era muy conocida por todos los vecinos de aquel barrio...  Cualquiera que, viviera, visitase, o conociera la zona, incluso de no saber de quién se trataba, sería un tema de charla que dará horas en terminar.

La familia Almodóvar, era esa familia tan conocida... Además de ser odiada por los vecinos.

Constaba de cuatro integrantes: La madre, Francisca Almodóvar, su querido esposo, José Almodóvar y, para terminar, los dos hijos de la pareja, Dot y, Natalia Almodóvar, está última, adoptada hace seis meses.

Dot, de catorce años, era el que, de alguna manera, había sido que había "arruinado" su familia.

Estaba celoso de su hermana adoptiva, de seis años, ya que, siempre habían puesto atención a su hermana adoptiva, llenándola de caprichos y consentimientos, cuando a el apenas le hacían algún caso

Cuando intentaba hablar con sus padres, estos le exigían a su hijo que no les hablaran.... Dot jamás había comprendido porque sus padres le trataban de tal manera.... Hasta esa noche.

Su familia siempre fue fría, seria, y llena de odio hacia el... ¿Pero que hizo el? ¿El simple hecho de existir le había de ser tan odiado?

Estaban tranquilos cenando en el salón del bloque, cuando la madre, comenzó a hablar con su esposo, sobre su hijo.

-¿Sabes, cariño? Si en vez de un hijo hubiéramos tenido una preciosa hija, las cosas hubieran sido mejores para nosotros- Dijo mirando con odio hacia su hijo, mientras masticaba un trozo de su filete de ternera

El padre, asintió firmemente, sin que la más mínima duda surgiera en su rostro

-Estoy de acuerdo. Si hubiéramos tenido a otra niña, nuestra pequeña princesa tendría una hermanita con la que jugar. ¿Verdad que sí, mi hermosa?- Esto último, acariciando el cabello de su hija

-¡Si papi!- Diría en su tono infantil, mientras le sacaba la lengua a su hermano, quien miraba lleno de rabia a los tres... Aunque no lo pareciera.

Dot, se había decidido a no tener ningún contacto con su familia. Pero las veces que ocurrían (y eran algunas al día) habían provocado discusiones en voz alta, e incluso peleas entre padre e hijo.

-Los único que le he visto hacer en lo que llevamos de verano, ha sido jugar a la maquinita esa... La Play esa va a ir a la basura.- Decía con odio la madre de ambos hermanos

-¿Porque siempre la estáis pagando conmigo? ¿Qué os he hecho mal para que me tratéis así?- Diría con los ojos al borde de derramar las lágrimas. Esos comentarios hirientes, junto con los otro que solían hacer a lo largo del día

Su padre, le dirigió la mirada con una expresión de incredulidad, pero a su misma vez, de seriedad y hablándole como si no fuera su propio hijo.

-Te lo diré de una vez para que te calles de una puñetera vez.... Simplemente tu existencia nos hace a ti y a mi esposa muy desgraciados.

Tu madre y yo íbamos a tener gemelos.... Tu y una preciosa niña

Ambos nos amábamos, e íbamos a tener a esa preciosa hija, pero, ¿sabes que? Tu llegaste junto a ella y, por tu culpa, no soporto el nacimiento...

Es por eso que te odiamos tanto. Podríamos haber tenido una vida feliz, y no habría pasado nada... Pero aquí estás, maldito desgraciado, comiendo de nuestra mesa y siendo feliz como si no hubiera pasado una mierda...- En aquel momento, Dot entraría en un estado de ira emocional

-¡Los únicos infelices aquí, sois vosotros dos! ¡Me iré de este lugar y jamás volveré a acordarme de vosotros! ¡Ojalá os pudrais como la basura!- Dot, tiro el agua de su vaso hacia su padre, el cual, se levanto, y empujó a su hijo fuertemente hacia la salida

-¡Jamás serás bienvenido en esta familia! ¡Lárgate y no vuelvas jamás!- Diría, cerrando la puerta de un portazo

Dot, en aquel momento, se hecho a correr tan rápido como las propias piernas se lo permitieron.

Ya no tenía nada en sus manos para hacer...

Las lágrimas, salían como el agua de un fuente en pleno funcionamiento...
Nada podía evadir la tristeza del joven de catorce años, que se había convertido en algo más que una pésima relación familiar

Entre los altos pinos el bosque, corría Dot sin pensarlo dos veces, hasta que se golpeó la cabeza con uno de esos pinos

Dot, perdió el conocimiento al instante, sin poder reaccionar o interactuar ante el golpe.

El jamás quiso eso para su familia... Pero el sabía que la culpa no era suya... El no tenía la culpa de la muerte de su hermana biológica...

Una Nueva Vida. (Completada/Finalizada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora