Capitulo 14

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Alessandra
— Siempre es un gusto volverte a ver proklinat.

— No puedo decir lo mismo Carl.

El hombre frente a mi , sonríe mostrando su perfecta dentadura blanca.

— ¿Cómo puedes decir eso? Me lastimas - se toca el pecho de manera dramática.

Cansada de esta payasada, trato de levantarme pero dos de sus gorilas detienen mis acciones.

— No tan rápido pequeña traviesa, tú y yo tenemos una conversación pendiente ¿recuerdas? Así que toma asiento nuevamente- gruñó y de mala gana vuelvo a sentarme.

— Habla rápido Carl ¿qué mierda quieres de mi ahora?

Este se acerca y posa su mano en mi mejilla, la cual aparto de un manotazo.

— Siempre tan agresiva querida - se acerca a mi oído - mm no sabes cuanto me pone eso - lo aparto y él retrocede unos cuantos pasos hacia atrás aún con la sonrisa clavada en sus labios.

— Ve al maldito punto, no tengo toda la jodida tarde para ti.

Él se sienta frente a mi, enciende un puro y le da una calada, sus ojos avellana me miran fijamente y si las cosas no hubieran terminado tan mal como lo hicieron, ahora mismo está no sería la situación que estuviéramos viviendo.
Si Carl y yo tuvimos lo nuestro recién yo entrando a Blutiger Zerstörer, a él le cautivó mi manera tan fácil de matar y de superar una muerte y pues de él me atrajo el poder que demostraba, él tiene 28 años , pero es un chico que a su edad se ha ganado el respeto de grandes crimínales en las calles de New York, en fin que nos enrollamos.

— El punto es, que tu pequeña intromisión en la pelea del otro día, no hizo más que traerme enormes pérdidas al negocio ¿sacaste a mi ganso de los huevos de oro por simple entretenimiento o hubo algo más?

Me río en su cara de la estupidez que acaba de decir, ocasionando que su rostro se descomponga y borre esa maldita sonrisa de una vez.

— Carl, Carl cuando vas a entender que yo, no soy tú, no ligo negocios con sentimientos, lo que ocurrió el otro día fue más una forma de divertirme pero al mismo tiempo, desde que Filly entró lo he tenido entre ceja y ceja, tenía sus días contados cuando era activa en el negocio, pero tuvo suerte hasta ese día que quise matarlo y ya está. Respecto al chico, él es un maldito crío .

— No puedes olvidar que tú también lo eres hermosura -

Y ahí está de nuevo esa maldita sonrisa.

¡Dios!

— Seré una cría, pero cargo muertes conmigo desde que tengo ocho jodidos años, la sangre no me repugna y esa es la diferencia entre él y yo.

Mi respuesta lo convence, porque de inmediato los músculos de su cara se relajan.

— Y eso es lo que me encanta de ti, que eres una asesina y no te da miedo afirmarlo.

— Me importa muy poco lo que te encante de mi, dime qué quieres y lárgate de mi casa.

Su rostro se vuelve completamente impenetrable y se que se avecina un problema bien gordo para mi.

— Tienes que pagar por todo lo que perdí en el negocio esa noche por tu culpa.

— ¿Qué? Yo no tengo que pagarte absolutamente nada, nunca te he debido nada, y no va a ser ahora que te deba. - digo con mi paciencia caducando por cada minuto qué pasa,

— Arruinaste una pelea que me iba a traer más de doscientos mil dólares al bolsillo, estás consciente que esa no es una cifra pequeña.

— Pon al chico a pelear con uno de tus matones y muy fácilmente recuperas ese dinero.

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