Un Tauro enamorado ama el amor, y un Tauro que no lo está, también. Ya lo sabemos. Buscas seguridad en casi todos los aspectos de tu vida y, en el amor, no iba a ser menos. Te encanta hacer planes de futuro y tener largas conversaciones con la persona que amas. No te agrada mucho la compañía de una sola noche y aquellas personas que van y vienen en tu vida, pero no te precipitas en decidirte por la adecuada. El día que llega, llega, y ese día, tú lo sabes.
Cuando consigues estabilizarte con alguien eres celoso y posesivo, aunque a veces te cueste reconocerlo. Eres bravo, por eso puedes encenderte y tener un ataque de celos a la mínima ocasión, pero también puedes calmarte pronto si ves que sólo fue parte de tu paranoia.
El amor hace que te vuelvas mucho más presumido de lo habitual, te encanta estar con esa persona especial y pegarte a ella 24 horas, al menos al principio. Llevas los sentimientos escritos en la cara y haces todo lo que esté en tu mano por satisfacer cualquier petición.
Te encanta tener todo bajo control y por eso no dudas en llamar cada media hora para ver dónde se encuentra tu amad@. Y lo sabes, reconócelo. Cuando tienes la suficiente confianza las llamadas y mensajes comienzan a cesar, no estás dispuesto a ser un obseso toda la vida, y te das cuenta de que sólo hay dos opciones, o confiar o volverte loco. Si te traicionan en el amor, se acabó todo. Tú no vas a perder tu tiempo amenazando que vas a marcharte, claro que no, un Tauro no sabe provocar porque siempre hace lo que dice.