¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Ya habían pasado varios días desde que habían llegado Megumi y Toji, hoy el menor Fushiguro tenía su misión de ir por el dedo de Sukuna.
Y como le habías prometido antes, le ibas hacer los famosos pancakes para el desayuno, habías estado bastante ocupada estos días por lo que lo habías tenido tiempo para preparárselos.
••••
Sonó la alarma.
Abriste levemente los ojos para apagarla y un intenso rayo de sol invadió tu rostro, te moviste para que no te siga molestando, pero algo te impidió moverte, un fuerte agarre en tu cintura provocó que abrieras bien los ojos. Naoya tenía tu cuerpo apegado al suyo.
Un poco más despierta empezaste a observar al hombre que tenías a tu lado, estaba recostado mirando hacia arriba, Naoya para dormir solo ocupa bóxer por lo que sus brazos y pecho estaban desnudos, perfectos para que los puedas observar.
Su rostro era afilado, su perfil te gustaba tanto y nunca te aburrirías de ver su mandíbula, era tan marcada al igual que su llamativa manzana de adán que decoraba su cuello.
Sus pestañas son largas, sus varios piercings que adornaban con delicadeza sus orejas, tus ojos bajaron hacia sus clavículas y luego a su pecho. Estabas concentrada definiendo con la mirada cada músculo que podías, sus brazos, sus grandes y venosas manos.
—Tan temprano ¿y ya me miras así?— su voz ronca te hizo levemente asustarte.
Le sonreíste y Naoya se acercó a besarte, aún un poco adormecida le correspondiste el beso, no entendías como ese hombre al segundo de despertar ya podía besarte con tanta intensidad, como siempre sus labios aprisionando los tuyos con ferocidad, su lengua la movía contra la tuya ganando el dominio sobre ti.
Separaron sus labios y Naoya te tomo con fuerza posicionado tu cuerpo sobre el tuyo. Ya se había estaba despertando por completo y no era el único, sentiste el bulto en su entrepierna al estar arriba de él.
—Me despiertas para que te la meta ¿no?— sonrió y se acomodo, dejando su cuerpo levemente sentado sobre el colchón, apoyando su cabeza en la cabecera de la cama.
No le respondiste, solo lo miraste.
—Desvístete— ordenó e hiciste caso de inmediato a su orden.
Te quitaste tu corto camisón de seda, quedando en solo bragas sobre el.
Naoya de inmediato guió sus manos para trazar tu piel desnuda. Después de dibujar varias figuras incomprensibles llevo sus manos a tu cintura para empezar a moverte sobre tu miembro e hizo inclinarte hacia el para volver a besarse.
