14. el fruto prohibido (+18)

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Inevitablemente te quedaste dormida a los minutos de estar recostada sobre la cama

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Inevitablemente te quedaste dormida a los minutos de estar recostada sobre la cama.

Habían pasado por lo menos dos horas y estabas durmiendo de lo mejor hasta que sentiste unas manos apretar tu cintura, intentaste acomodarte pero no pudiste, había algo que lo impedía, abriste los ojos.

Era el.

Estaba Naoya sobre ti, tenía sus manos por debajo de tu camisón el cual lo había subido hasta por tu cintura.

—Que haces?— preguntaste adormecida.

—Estar con mi esposa.

Sus manos la llevó al borde de tu camisón y lo empezó a subir aun más.

—Naoya estaba durmiendo— murmuraste.

—Levanta— dijo pasando su mano por tu espalda, con facilidad levantó tu cuerpo y con su mano libre se deshizo de tu camisón dejándote solo en bragas.

—No Naoya— ya entendías en la situación en que estabas.

Lo separaste levemente pero el de inmediato se volvió acercar.

—No te hagas la difícil.

—De verdad no, no tengo ganas— te volviste a mover al sentir sus labios en tu cuello.

Sus manos bajaron a tus pechos para apretarlos volviste a separarlo de ti pero esta vez el estaba ejerciendo mucha fuerza.

—Se que quieres— murmuro contra tu cuello.

—No Naoya estoy cansada— te quejaste.

Realmente no quería ahora, estabas muy cansada y estaba durmiendo de lo mejor, esta vez no tenías ganas para nada, ha hecho esto varias veces pero hoy realmente estabas tan cansada por los exámenes ya que habías estado muy estresada los últimos días.

—Yo te quito el cansancio— guió sus labios a uno de tus pezones pero no lo dejaste.

—¡Te dije que pares!— lo empujaste alejándolo de ti.

—Que mierda?

—Me tratas como un objeto— te levantaste de la cama y empezaste a buscar tu bata. —Ni siquiera te interesó— dijiste antes de cerrar la puerta con fuerza.

Como pudiste te colocaste tu bata y saliste al pasillo principal para ir al otro baño, ya que si ibas al tuyo, Naoya iría de inmediato. No lo querías ver ahora aparte de cansada estabas enojada. Ibas casi llegando al baño de visitas, tenias fría ya que el pasillo estaba a la intemperie.

—Que buena vista— su voz, lo reconociste de inmediato.

Estaba ahí parado en el umbral de la puerta del baño, Toji te estaba mirando de pies a cabeza con lentitud.

  //PARAÍSO// Toji Fushiguro-Naoya ZeninDonde viven las historias. Descúbrelo ahora