TERMINADO [BrightWin] DIRE APPLE

Capitulo 2

BRIGHT

Mi teléfono sonó en mi bolsillo. No necesitaba mirar para saber quién era; sólo había una persona que me llamaría ahora.

Toqué la pantalla y me puse el teléfono en la oreja, sin decir una palabra.

—Nong —dijo la voz, y con esa sola palabra, pude sentir la rabia a fuego lento bajo la superficie. P'Yod era peligroso en un buen día, pero cuando estaba enfadado, era totalmente letal. Era bueno que pudiera ser igual de letal—. En mi oficina en veinte minutos.

Estuve allí en dieciocho.

La casa estaba impecable. Columnas blancas, suelos de mármol, cortinas nítidas. Ni una mota de polvo, ni una huella digital. Incluso después de la muerte del viejo, podía sentir su presencia en los muros de su fortaleza.

Mis zapatos taconeaban contra el suelo, haciendo eco en el vacío. ¿Dónde estaban todos? Llamé a la puerta de la oficina de P'Yod y esperé a que gritara:

—Entra.

Entrar en su oficina fue como desaparecer en un agujero negro, un fuerte contraste con el resto de la casa. Su piso era un ónix pulido, los muebles un negro sin fondo. Creo que K'PomPam había apreciado la contradicción con el resto de su decoración, el hecho de que incluso una diminuta partícula de polvo sería evidente contra una superficie tan dura, y P'Yod lo mantenía inmaculado. Eran como dos cabezas del mismo monstruo.

Me detuve frente al escritorio de P'Yod, con mi cuerpo rígido. Sabía lo que se avecinaba.

—Tengo un trabajo para ti —dijo con su voz grave.

No le respondí, y no esperaba que lo hiciera. Supongo que se podría decir que era un hombre de pocas palabras, pero me pareció que el silencio ponía nerviosos a los hombres, y siempre estaban demasiado dispuestos a llenar ese silencio, incluso si significaba derramar todos sus secretos. No es que phi fuera tan torpe. Se abrió camino entre las filas siendo despiadado... pero también siendo inteligente.

Golpeó el dedo en su escritorio.

—¿Te enteraste de la muerte del  jefe? —asentí con la cabeza—. ¿Te has enterado del testamento? —volví a asentir con la cabeza.

Todo el negocio había ido a parar a su hijo, Win. Se rumoreaba que estaba ocupado con los superiores, planeando grandes cambios. Pero el hecho de que estuviera aquí hoy sólo significaba una cosa.

—N'Win me regaló la casa —se burló, señalando a las paredes que nos rodeaban—. Como si fuera suya para darla. Me gané esta casa. —Puntualizó el punto golpeando con su mano en el escritorio—. Dijo que prefería quedarse donde estaba, en su pequeño y pintoresco bungalow.

Esperé a que  se calmara. Se alisó la corbata y se alisó el pelo.

—Necesito que te ocupes de Win —dijo  una vez que estuvo más tranquilo—. Es un barco que se hunde, y se llevará a la familia con él si lo soltamos.

Nunca había conocido a Win antes, pero lo había visto a la distancia. El jefe sabía que a su hijo no le interesaban los chanchullos criminales y por eso mantenía las partes más sórdidas del negocio separadas de su vida familiar, pero como la mayor parte del consejo trabajaba en la casa, no podía proteger muy bien a Win de todo esto. Los miembros del consejo eran como tíos para Win, y yo sabía que era muy querido. Incluso el más rudo de los mafiosos hablaba de él con cariño. Ciertamente no parecía un barco que se hundiera, como Phi lo describió. Era más bien como la balsa salvavidas en esta metáfora.