20: La extraña invitación

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Abro los ojos y me percato de que estoy aún en el auto, recientemente dormida… y en el garaje.

Anny ni siquiera me levantó.

Salgo del auto y camino para poder llegar a casa. Abro la puerta trasera y subo las escaleras mientras pongo mis dedos en las sienes de mi cabeza. Entro a mi habitación y dejo a un lado mi mochila para tirarme en mi cama. Pongo mi cara de lado para poder respirar y todos los acontecimientos de hoy pasan en mi cabeza. Cada detalle pasa como en una película, e instantáneamente, sonrío. Cierro los ojos.

Al menos hay algo bueno de todo lo que pasa en mi vida.

Después de una hora, aproximadamente, nos llaman a cenar y pasamos la cena conversando de temas triviales y de lo que nos ocurrió en el día. Solo a eso nos limitamos. Cuando terminamos agradezco y vuelvo a mi cuarto, mientras Anny se queda a hablar con sus padres.

Me acerco a la ventana y veo el cielo naranja oscuro, y las posibilidades de que llueva comienzan a elevarse. Mi vista cae en la fuente que comienza a iluminarse, como todas las noches, junto al bonito jardín que arregla la señora Rushforth constantemente en sus tiempos libres. Sonrío al ver cuánto empeño pone en ese bonito lugar.

Pierdo la noción del tiempo y paso bastante tiempo simplemente observando como cada vez se oscurece más, y como comienza a brillar más la fuente del jardín. Cuando me percato, ya es oscuro.

 Suelto un suspiro al ver las hojas marchitas del árbol que se encuentra al frente.

Siendo sincera, me gustaría tener nuevos recuerdos como ese en el que estaba con Daniel en esa tarde de otoño… Estamos en esa estación, por lo que se cumple un año más desde que ese momento ocurrió. ¿Qué pensaría Daniel si supiera esto? Sería verdaderamente patético y humillante, solo me avergonzaría más de lo que ya, pues he dicho y hecho cosas estúpidas frente a él, aunque hemos pasado muy poco tiempo juntos.

Dejo de observar en la oscuridad y entro a mi estudio donde tengo varias de las fotos que hasta ahora he capturado. Tomo la cámara que se encuentra en un escritorio pequeño para poder tomar algunas fotos de aquel jardín. Salgo de mi cuarto y bajo las escaleras para llegar a la puerta trasera y de esa manera al jardín. Miro hacia arriba y puedo ver una de las ventajas de vivir lejos de la ciudad, la adoración de Anny: las estrellas. Sonrío y camino sobre el pasto para llegar hasta donde se encuentra aquella fuente iluminada, que se ve hermosa…

Paso bastante tiempo a solas caminando y tomando nuevas fotografías a las que haré mejoras. Es bastante entretenido y me da paz mirar como las luces de la fuente iluminan la oscuridad, es bonito pensar que a pesar de que haya oscuridad, exista algo que ilumine ese espacio.

Sonrío y bajo la mirada cuando pienso en como un ser humano puede hacer algo como eso… iluminar el mundo de alguien más con solamente un acto que podría parecer insignificante.

Camino cada vez más hasta que llego al columpio que está a la vista del cuarto de mi amiga. Observo hacia arriba y la puedo ver ahí, sentada en uno de los sillones que tiene, está leyendo.

—Hola— sonrío como estúpida.

A pesar de la oscuridad, puedo ver qué enarca una ceja.

—¿Qué haces?

—Disfrutando la bella noche— giro en mi propio eje y sonrío.

—¿Estás tomando fotos?— asiento.

—¿Sabes que parece esto?— me ve —Pareciera que te estoy viniendo a buscar o a cantar algo desde que tú me ves desde tu balcón— agrego.

En mi mente sonaba mejor, pienso.

Mi amor eterno Donde viven las historias. Descúbrelo ahora